En el ámbito comercial, los bancos compiten con fuerza en el mercado, pero en lo social, unen esfuerzos para el desarrollo integral de niños, niñas y jóvenes en situaciones de vulnerabilidad a través de la Fundación Quiera. Carmela Pírez Carbó, directora general de la institución, en entrevista con Stornia destaca la importancia de la participación de todos los sectores de la sociedad en la construcción de un mundo mejor. Además, insta a que la política del nuevo Gobierno esté dirigida a la protección de la infancia y la adolescencia en todo el país.
La institución, como brazo social de la Asociación de Bancos de México (ABM) lleva una trayectoria de tres décadas apoyando a un total de 54 organizaciones que se dedican a la asistencia y apoyo a familias en alrededor de 18 estados. A través de una visión integral y de largo plazo, ha transformado positivamente la vida de cientos de miles de personas. En el 2023, alcanzó un total de 539 millones de pesos destinados a la causa, con más de 6.000 colaboradores en las organizaciones partícipes, 1.320 proyectos financiados y 408.164 niños, niñas y adolescentes beneficiados alrededor del país.
“Como parte de diferentes redes, siempre creemos que las soluciones integrales no pueden tener un solo camino, ni un solo participante. Creemos que tienen que ser soluciones integrales, en las que tendríamos que participar todos”, destactó.
¿Cuáles son los principales proyectos que más impactaron en la sociedad como fundación?
Al ser una organización que financia el fortalecimiento o el desarrollo de capacidades organizacionales e individuales en los colaboradores de las instituciones, toda la parte de documentación del sistema de intervención de su modelo de atención de los niños y jóvenes ha sido siempre muy relevante. Actualizarse al respecto siempre es importante. Y, por ejemplo, nosotros hemos sido siempre en cómo atender de manera adecuada a la población en situación de calle.
Cuando empezamos a financiar estos proyectos y esta población hace muchos años, todos dijimos creyendo que la educación es relevante para el desarrollo de cualquier persona. Entonces, se está financiando mucho la parte del modelo de intervención de las organizaciones y modelos de formación y de desarrollo, no solo de habilidades formales, educativas, sino también de educación informal. Pero se detectó que el desarrollo académico era un poco más lento y había atrasos en estos chicos.
Se hicieron algunos estudios y se vio que era necesario atender la salud emocional, la salud mental. Es decir, un niño o una niña que vivía en un entorno donde había violencia, donde no había muy buena comunicación, era un entorno donde tenían estrés postraumático, había diferentes situaciones que afectaban su salud emocional, por lo tanto, afectaba su desarrollo académico. Entonces se empezó a atender primero o al mismo tiempo. Se habló de que hay que atender la salud emocional para tener un impacto positivo en ellos y, por lo tanto, en la salud académica.
Años después, empezamos a invertir recursos en también la salud emocional de quien trabaja con ellos. Porque hay que cuidar a quienes cuidan. Hace muchos años ya que empezamos a desarrollar habilidades en las organizaciones para que estuvieran pendientes y atendieran la salud emocional de sus colaboradores, que son quienes atienden a esta población. Porque es desgastante y no hay manera de que lo que a estos chicos y a estas chicas no te termine afectando también a ti. Tienes que tener tú una adecuada salud emocional para poder hacer bien tu trabajo.
En ese sentido es que hemos ido modernizando nuestro enfoque en ir incorporando las necesidades de las organizaciones con las cuales trabajamos para continuar desarrollando no solo las habilidades que nosotros consideramos tan relevantes, sino respondiendo a las necesidades que ellos tienen.
Trabajamos con una red de 54 organizaciones en 18 estados o provincias del país. Tenemos una relación de largo plazo. Somos una organización que donamos y damos recursos, pero tenemos una relación a largo plazo. Estamos trabajando juntas para que vayan creciendo en su nivel de fortalecimiento y de desarrollo organizacional.
¿Cuáles son las principales barreras que enfrentan en el tratamiento de las problemáticas que afectan a los niños y a los adolescentes? ¿Cuáles son los asuntos que el Gobierno debería tomar más en cuenta y abordar desde una mirada más holística?
Como parte de diferentes redes, siempre creemos que las soluciones integrales no pueden tener un solo camino, ni un solo participante. Creemos que tienen que ser soluciones integrales, en las que tendríamos que participar todos, y todos me refiero a todos, la sociedad civil y el organismo, el público en general, el gobierno. En ese sentido creo que tendríamos que sumar esfuerzos todos. Desdes nuestra trinchera estamos siempre disponibles a ir sumando esfuerzos, lo hacemos en la medida de lo posible y ponemos todo nuestro conocimiento para quien lo necesite.
Trabajamos en muchas alianzas con otras organizaciones, donantes, algunas mucho más grandes que nosotros, algunas de nuestro tamaño, más pequeñas, al final del día justo y parte, por ejemplo, de nuestro trabajo es en red. No solo estamos financiando de manera individual a las organizaciones, sino les damos capacitación y les damos procesos de formación, de desarrollo de habilidades.
El trabajo se tiene que ir haciendo a todos los niveles, lo cual es específico en un municipio, un estado y a nivel nacional, se tendría que ir trabajando a todos los niveles.
¿Cuánto estarían destinando anualmente a las organizaciones que trabajan con la Fundación?
Alrededor de 40 millones de pesos anuales. Son aportes que hacen los bancos asociados a la Asociación de Bancos de México, aunque también tenemos campañas de procuración de fondos en cajeros automáticos de los bancos, y por ahí hacemos algunas campañas de procuración en redes sociales.
Estamos presentes en todas las redes sociales como Fundación Quiera. En nuestra página web también tenemos espacio para la gente que quiera donar, y hay un directorio de todas las organizaciones con las que trabajamos. También todo lo que hacemos está en nuestros estados financieros auditados de todos y nuestros informes anuales. En ese sentido somos una organización transparente con lo que hacemos con el uso de nuestros recursos.
Además de la Asociación de Bancos, ¿existen más gremios o asociaciones de empresarios que están yendo hacia la misma dirección, de responsabilidad social a esta escala?
No necesariamente hay gremios específicamente que estén trabajando en tener una fundación como nosotros, pero sí creo que hay cámaras y asociaciones gremiales que están sumando esfuerzos, en invertir recursos para el desarrollo social del país. Hay muchos que lo están haciendo.
Nosotros, a partir de 2023 llevábamos una inversión de más de 539 millones de pesos, con más de 6.000 colaboradores de nuestras organizaciones partícipes, 1.320 proyectos financiados y 408.164 niños, niñas, adolescentes y jóvenes beneficiados. Cuando hablamos de números, 408.000 puede sonar a mucho o a poco, todo depende de lo que estemos hablando.
Siempre digo, y cuando me dirijo al sector financiero: “piensa que son niños y niñas, son vidas transformadas de manera positiva”, y además tocaron a otras más, y eso se va multiplicando. En términos de números es muchísimo. Llevamos 30 años trabajando justo por todos estos niños y los colaboradores de nuestras instituciones y fortalecer estas organizaciones, porque lo que siempre decimos es que las organizaciones somos personas, nosotros que están trabajando por estos niños. Siempre digo que no olvidemos que somos personas.
Hay muchos estudios que hablan de la importancia de la inversión en la primera infancia. Hay quienes inclusive hablan desde el proceso profesional. Hay quienes hablan de la primera infancia muy primera, digamos de cero a tres. Ellos dicen de cero a seis. Y cómo el beneficio a largo plazo de la inversión en esta primera infancia tiene un resultado o un impacto relevante en el futuro. Tienen además dos objetivos de desarrollo sostenible, la agenda 2030, que desafortunadamente en muchos países estamos muy lejos de cumplirlo. Quizás tendríamos que poner los objetivos mucho más realistas, pero logrables. Tengo claro que un objetivo tiene que ser algo alcanzable, algo que te motive a lograrlo.
Quizás deberíamos tener objetivos un poco más específicos, pero que sí logremos alcanzar. Yo claro que creo en el trabajo en la primera infancia. Eso no lo pongo en duda, pero creo que dejar de invertir en alguien a los seis años es dejarlo muy pronto.
Legalmente en México, a los 18 años eres un adulto. Por ejemplo, los niños que están en las instituciones por las que nosotros trabajamos, que no fueron adoptados y que no pudieron ser revinculados a sus familias porque la familia era el origen del problema y pasan toda la vida institucionalizados, no tienen otra familia más que los colaboradores de esa institución y los otros tipos distintos con los que están ahí. Para el sistema público de trabajo con licencia, el día que cumplen los 18 años es un adulto y se olvida de él o de ellas.
Es una problemática porque ¿qué hace un joven que hoy día alguien de 18 años prácticamente sigue siendo un niño? Aunque nosotros en principio hablamos de que trabajamos por niños y adolescentes, terminamos financiando a veces hasta los 23 años, entre que terminan de estudiar, consiguen un empleo, se van asentando. La institución no los suelta de un día para otro.
Hay que trabajar mucho y el escenario ideal siempre es la prevención. Y hay que trabajar con estas jóvenes madres, estas hijas que son madres jóvenes y los hijos que se embarazan con ellas y las dejan. Entonces creo que hay que hacer todo un trabajo de prevención, de apoyar a quienes son padres jóvenes para que puedan seguir estudiando, hacerse cargo de los niños. Hay todo un trabajo de una construcción, de un tejido social, pero estoy hablando ya más a título personal. Creo que el tema tiene que ver con la construcción de un tejido social. Eso como siempre dicen de para crear un niño hace falta una tribu, y sí es así.
Y además de la vulnerabilidad en la que están ya expuestos, arrastran un daño severo emocional por el contexto en el que crecieron.
Otro tema que por ejemplo en América Latina tenemos pendiente es el tema de la equidad de género. Por ejemplo, una licencia de paternidad en México, a lo mejor le dan una semana. Ya de entrada permiten que el padre se vaya vinculando de manera diferente con sus hijos, van dividiendo también las tareas. La salud emocional de estos chicos con los que nosotros trabajamos tiene que atenderse. Muchos niños que atendemos no necesariamente han sufrido mucha violencia, sino que viven en entornos disfuncionales. Normalizan la violencia y está demostrado cómo el cerebro se desarrolla diferente.
Los chicos, porque están bien institucionalizados desde que nacieron, no viven en entornos de violencia, pero de todos modos no viven en entornos con ternura, porque no hay suficientes brazos para mimar, para apoyar a todos los niños. Como una madre arrulla a su propio hijo, por ejemplo, y eso hace bien. Entonces no es que estén en un espacio violento ni que los maltraten, pero no hay brazos suficientes para arrullar a la noche a todos los niños que necesitarían ser arrullados.
¿Cree que la situación en general de la salud mental de los jóvenes, las madres que son madres solteras jóvenes, de alguna manera eso fue aumentando y también representa un problema más grande a futuro y que debe ser atendido por la agenda pública? ¿Crees que debe ser un foco específico del gobierno?
Yo te diría que sí, porque la salud mental de una persona no atendida puede escalar. No soy psicóloga y puedo decir algo erróneo, pero alguien que tiene ansiedad o depresión y no está bien atendido, después puede caer en consumo de drogas, volverse agresivo, o lastimarse a sí mismo, o a otros.
Sí creo que inclusive por el derecho a la salud que tenemos cada uno de nosotros en el mundo, aunque no vayamos a lastimar a nadie más por el derecho que tenemos. Yo sí creo que la salud mental es un derecho.
¿Qué esperan de este próximo gobierno en cuanto a la atención de la primera infancia, de la infancia en general, la adolescencia también?
Nos encantaría que los niños, niñas y adolescentes, sean un sujeto relevante en la agenda de este Gobierno y que la política esté dirigida a la protección y el crecimiento de la infancia y la adolescencia en nuestro país.
¿Qué mensaje le daría al empresariado respecto a la participación en causas sociales que hoy son apremiantes para el país?
La participación de todos nosotros es clave, yo siempre invito a todos a sumarse a una causa social. Cada uno decide cuál le toca el corazón, a mí me toca el corazón y yo trabajo y siempre invito a que se sumen al trabajo de Fundación Quiera con estos niños tan vulnerables de nuestro país. Pero todo apoyo es relevante y creo que todos debemos aportar un poco de nuestro tiempo, nuestro conocimiento y de nuestro dinero para hacer de este mundo un mundo mejor, creo que todos podemos y yo considero que debemos hacerlo.
Si todos ponemos un poquito, esto va a estar mejor. Tampoco se necesita demasiado; todo ayuda y todo suma, y con el esfuerzo de todos, la diferencia es grande.