Joao Campari, líder Global de la Práctica de Alimentación de WWF.

Joao Campari: “La forma que producimos, consumimos y desperdiciamos alimentos impone un altísimo costo social”

El líder Global de la Práctica de Alimentación de WWF compartió su visión sobre el rol de los sistemas alimentarios en economías regenerativas.

La alimentación sostenible no solo es posible, sino necesaria. Es la perspectiva de Joao Campari, líder Global de la Práctica de Alimentación de WWF (World Wildlife Fund).

El referente compartió su visión sobre el rol de los sistemas alimentarios en economías regenerativas. Dirige un equipo que diseña soluciones que promueven una producción positiva para la naturaleza, dietas sostenibles, la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos.

En una entrevista con Stornia y 5 Días TV, Campari, quien recientemente participó del Congreso Internacional de Responsabilidad Social Empresarial y Sostenibilidad de la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC), destaca la importancia de esta práctica para preservar nuestro planeta y garantizar la salud de las generaciones futuras.

¿De qué trata el sistema alimentario y cómo impacta en la vida de las personas?

Una estadística para contextualizar lo que es un sistema alimentario. Un sistema alimentario es compuesto por la forma que producimos alimentos, consumimos con nuestras dietas y cómo desperdiciamos también alimentos. Hoy día, para empezar con una estadística básica, tenemos 12 plantas y 5 animales que corresponden por 75% de los alimentos que están transaccionados mundialmente. De todo lo que tenemos para consumir, nuestras dietas están muy monótonas, entonces estas dietas que son monótonas implican muchas cosas. Una de ellas es que la industria de alimentos tiene su cadena de fornecimiento, su supply chain organizada, la infraestructura alrededor de estas 12 plantas y 5 animales en la industria de transformación. Entonces, ¿eso lleva a qué? A monocrops, ¿no? A cultivos de monoculturas que impactan la biodiversidad y el clima.

¿Cuál es el porcentaje de desperdicio y qué acciones se pueden emprender para reducirlo?

El 40% de las tierras del planeta son áreas agrícolas, que consumen 70% del agua y los alimentos que son producidos con estos recursos naturales, laborales, porque el ser humano entra ahí, 40% son desperdiciados. Al paso que tenemos 10% de la población mundial, es como casi un millón de habitantes, que no tienen lo que comer o están en un déficit nutricional gigante.

Este sistema alimentario de producción, consumo y desperdicio lleva a 80% de la pérdida de biodiversidad. Entonces las especies de plantas y animales están desapareciendo por cuenta de este ambiente monótono del sistema alimentario. Y si sumas los impactos humanos, sociales y ambientales, tenemos ahí el sistema alimentario con una orden de 20 trillones de dólares de perjuicio al año, al paso que el sistema alimentario entrega de valor 9 trillones; entonces tenemos 11 trillones de déficit por año neto del sistema alimentario. O sea, la forma que producimos, consumimos y desperdiciamos alimentos hoy día impone un altísimo costo social a la sociedad.

¿Cómo se puede contribuir a encontrar soluciones para los desafíos del sistema alimentario? En esta conferencia en Paraguay, ¿hubo propuestas o acciones concretas?

La conferencia en Paraguay, visitando empresas, visitando a nuestros socios, fue para llevar un mensaje que, a pesar de todos estos problemas con los impactos del sistema alimentario, tenemos que cambiarlo.

Tenemos que hacer una concertación multisectorial, intersectorial, traer ONG, traer gobierno, traer empresas, para colaborar y encontrar soluciones. Porque las soluciones son viables y en este congreso, particularmente, hay soluciones aquí implementadas en Paraguay: de ganadería sostenible, de producción de celulosa de forma más amigable con la naturaleza. Visité también un centro de distribución de productos orgánicos, bellísimo el trabajo. En Paraguay están ya haciendo muchas cosas para colaborar, para atraer esos sistemas alimentarios que son disfuncionales para dentro de los límites de nuestro planeta.

La responsabilidad del consumidor

¿Considera que el papel de los jóvenes es crucial en la promoción de estas prácticas alimentarias más sostenibles?

Yo creo que nosotros consumidores nunca tuvimos una responsabilidad y un rol tan importante como ahora. Nosotros hoy demandamos al sector productivo lo que queremos comer, no solamente recibimos opciones. Yo veo que los jóvenes, por ejemplo, tienen una linda herramienta de consumo en sus manos porque se apropian de lo que quieren poner en su mesa, en sus platos para comer. No es solamente consumir calorías, sino consumir la calidad ambiental, la calidad laboral y comidas producidas de forma sostenible. Entonces considero que el consumidor nunca tuvo tanto poder para mandar señales importantes a la industria, a la producción acerca de lo que quieren comer.

¿Qué iniciativas podrían realizarse a nivel global para fomentar esa alimentación responsable?

Tenemos que hacer el cambio y transformar, hablar mucho más de agricultura y acuacultura regenerativa, hablar de un consumo sostenible. Yo creo personalmente que las pérdidas y desperdicios de alimentos deben ser un imperativo moral; ¡no vamos a más desperdiciar alimento! Todo podemos comer, vamos a hacer las compras en el mercado de lo que vamos a consumir, no compre demasiado, no coman demasiado, tengan una dieta, que tengamos una dieta más equilibrada… Estos todos son principios que debemos implementar dentro de nuestras casas.

¿Cómo podemos como consumidores tomar decisiones más conscientes y sostenibles en relación con prácticas alimentarias?

Los problemas globales con los sistemas alimentarios a veces son tan complejos que la gente no sabe qué hacer. Pero hay dos cosas muy simples: reducir pérdidas y desperdicios en nuestra casa y la segunda, entender el origen de los alimentos. Vamos a priorizar alimentos que aumenten nuestra salud, al mismo tiempo que también aumente la salud del planeta. Es totalmente posible.

Vamos a priorizar alimentos que aumenten nuestra salud, al mismo tiempo que también aumente la salud del planeta»

¿Cuáles son los desafíos que estamos enfrentando actualmente en este sector?

Yo creo que son los incentivos. Tenemos hoy incentivos económicos perversos para la transformación del sistema alimentario que necesitamos. Tenemos globalmente 800 billones de dólares de subsidios agrícolas por año, menos del 5% de este valor es destinado a cualquier forma de conservación, incluyendo la salud de los suelos. ¿Cómo vamos a tener una agricultura sostenible si no ponemos atención suficiente a la calidad de los suelos, a la biodiversidad de los suelos, al carbono que está ahí estocado en los suelos? Los incentivos de finanzas públicas como subsidios y también los préstamos privados tienen que cambiar.

El sector financiero tiene que hacer su papel de proveer crédito a los agentes financieros, como los productores de alimentos, que son los primeros gestores o administradores de los ecosistemas, ellos responden a incentivos. Si los incentivos les indican una agricultura regenerativa, los productores sí van a dotar la agricultura regenerativa. Si los incentivos son perversos, ¿qué van a hacer? Porque como agentes económicos necesitan de estos incentivos para hacer la agricultura y producir alimentos con calidad.

¿Considera que estas medidas a ser implementadas deben hacerse a largo plazo? ¿O urge esta transformación?

Estas medidas son para ayer, tenemos urgencia. Hay una frase que dice ‘Si quieres ir lejos, tienes que ir con todos. Si quieres ir rápido, tienes que ir solo”, pero lo que pasa es que hoy tenemos urgencia. Necesitamos ir juntos y rápido porque lo que no podemos aceptar son tipping points, puntos sin retorno, como el colapso de zonas de la Amazonía que ya están pasando.

Para entender esto, tenemos nueve límites planetarios, seis de estos límites ya están transgredidos. Entonces, estamos literalmente como ciegos andando en un abismo. No podemos dormir, no podemos reducir el ritmo de la transformación, necesitamos poner las pilas y caminar rápido con eso; y hacer la transformación.

El 10% del planeta está excluidos del sistema alimentario, no tienen comida para consumir. O sea, el sistema está, como se ve hoy, colapsado. Entonces, por las cuestiones ambientales, sociales, morales, necesitamos hacer esa transición con la máxima urgencia.

¿Cómo podemos promover la transición hacia un sistema alimentario más positivo para la naturaleza y las personas?

Yo creo que la diversidad alimentaria es la clave para cambiar el sistema alimentario. Comer con moderación, entender bien de dónde vienen nuestros alimentos; la primera respuesta para todos estos problemas que tenemos está en el plato que ponemos en nuestra frente, nosotros que somos afortunados por comer tres veces al día porque no todos pueden hacer eso. Que sepamos lo que está en nuestra frente, comamos con mucha responsabilidad, porque hay muchos recursos humanos, laborales, ambientales, sociales, en nuestro plato; no lo desperdiciemos.

Comamos con mucha responsabilidad, porque hay muchos recursos humanos, laborales, ambientales, sociales, en nuestro plato»

Su perfil

Joao es el Líder Global de la Práctica de Alimentación de WWF, encargado de los esfuerzos de la red para mejorar la sostenibilidad de los sistemas alimentarios en todo el mundo. Dirige un equipo que diseña conjuntamente, con las oficinas country de WWF y socios externos, soluciones que promueven una producción positiva para la naturaleza, dietas sostenibles y la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos. Concurrentemente con su rol en WWF, Joao ha sido el presidente de la Ruta de Acción 3 de la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU, liderando el trabajo de la Cumbre en sistemas de producción de alimentos positivos para la naturaleza.

Antes de WWF, Joao ocupó el cargo de Asesor Especial en Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ministro de Agricultura de Brasil. Ha tenido posiciones técnicas y ejecutivas en agencias multilaterales y bilaterales (Banco Mundial, PNUD y DFID), en el gobierno federal de Brasil (Ministerio de Medio Ambiente y Ministerio de Agricultura) y ha asesorado a gobiernos nacionales y subnacionales (en Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay) en el diseño e implementación de políticas de desarrollo regional, combinando el desarrollo rural socioeconómico con la conservación.

Durante trece años, trabajó para The Nature Conservancy como Director de Programa en América Latina, Director Ejecutivo en Brasil y Economista Principal para el programa Global de Tierras. Tiene una licenciatura en Relaciones internacionales y Economía, una maestría en economía, un doctorado en economía ambiental y ha completado el Programa de Gestión General en la Harvard Business School.

Ha publicado dos libros sobre economía de la deforestación tropical y, en 2014, fue nominado entre los 100 principales líderes brasileños en el sector agrícola por su trabajo disruptivo en agricultura y conservación. Forma parte de las juntas consultivas y directivas de sostenibilidad de las ONG, plataformas agroalimentarias globales y empresas, y del Consejo Global de Futuros sobre Innovación de Sistemas Alimentarios del Foro Económico Mundial.