“Ofrecemos flexibilidad y agilidad para crear productos rentables que antes no lo eran”

El director regional de ventas de Temenos explica cómo la empresa está redefiniendo los estándares de la tecnología financiera, el impacto de la inteligencia artificial en sus operaciones y los retos que enfrentan las entidades en su camino hacia la transformación digital.

Con más de tres décadas en el mercado, Temenos se ha convertido en uno de los grandes referentes en servicios de tecnología financiera, desarrollando una plataforma principal que cubre desde los canales digitales utilizados por los bancos hasta el procesamiento interno de operaciones, incluyendo la gestión de cuentas, créditos, hipotecas y funciones de back office.

Además de estas funciones básicas, ofrece soluciones avanzadas como analítica, inteligencia artificial, prevención de fraudes y manejo de inversiones.

Alejandro Masseroni, CEO de la firma, explica cómo la empresa está redefiniendo los estándares de la tecnología financiera, el impacto de la inteligencia artificial en sus operaciones y los retos que enfrentan las entidades en su camino hacia la transformación digital.

Con el avance acelerado de la tecnología, las exigencias de actualización son cada vez mayores. En este contexto, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrentan en los proyectos que están desarrollando? Además, ¿cómo impacta la irrupción de la inteligencia artificial en sus operaciones?

¿Conoces el concepto de escénica de la suerte? Yo creo que tiene que ver mucho con el tema de experiencia y la oportunidad. O sea, los 30 años de experiencia obviamente nos fueron alimentando mucho. La base instalada y las experiencias que vamos reconectando a nivel mundial no creo que sean tan diferentes quizás entre un país y otro.

Por ejemplo, un modelo de crédito estudiantil que surgió en África se traduce hoy en Latinoamérica como el esquema Buy Now, Pay Later.

Estamos en un punto de quiebre donde la personalización de productos financieros es una realidad gracias a la tecnología. Por eso, nuestras plataformas de cuarta generación son fundamentales. Ofrecen flexibilidad y agilidad para que las instituciones financieras puedan crear productos rentables que antes no lo eran, ya sea por los altos costos operativos o por el riesgo asociado.

Respecto a la inteligencia artificial (IA), apenas estamos explorando su potencial. Un ejemplo visible es su uso en herramientas como ChatGPT para textos o imágenes. Pero el verdadero impacto se encuentra en su capacidad para asesorar a los usuarios finales. Por ejemplo, la IA podría sugerir inversiones más sostenibles basadas en los patrones de gasto del cliente o evitar sobregiros al recomendar créditos adecuados.

¿Qué tan dispuestas están las entidades financieras a adoptar un modelo de transformación tecnológica como este?

Estamos viendo mucho movimiento e interés en este tema. Sin embargo, como mencioné antes, aún estamos en la punta del iceberg y queda mucho por profundizar. Las entidades financieras muestran interés, pero suelen comenzar probando con pequeñas iniciativas piloto para evaluar cómo avanzan en tres frentes clave: la propia iniciativa, la regulación y la tecnología. Es un proceso que se asemeja a un baile entre estas tres partes. Pero creo que la punta del iceberg todavía falta profundizar mucho.

Interés sí hay, lo que hacen es que empiezan a pilotear pequeñas iniciativas y van viendo cómo avanza. Tanto la iniciativa como la regulación y la tecnología; es un baile de tres partes.

¿De qué manera influirá la inteligencia artificial en el cierre de sucursales bancarias o en la empleabilidad en el sector financiero?

No creo que la inteligencia artificial tenga un impacto directo en esos aspectos. Más bien, considere que facilitará la educación financiera de los clientes, lo que llevará a un mejor uso de los servicios financieros existentes. La tecnología no está diseñada para reemplazar empleos ni para cerrar sucursales, sino para optimizar la experiencia del cliente y hacer más eficientes los servicios.

En cuanto a los empleos, no veo que la inteligencia artificial esté orientada a reemplazarlos. Por el contrario, creo que su propósito es permitir que los servicios financieros se utilicen más y mejor, ampliando su alcance. Hace un momento mencioné cómo algunos productos que antes no eran rentables hoy lo son, gracias a las tecnologías existentes dentro de la inteligencia financiera, y eso es un ejemplo claro de cómo estas herramientas potencian las oportunidades en lugar de restringirlas.

¿Cuáles son los productos que antes no eran rentables y que hoy lo son gracias a la tecnología?

Un ejemplo claro son los créditos para microfinanzas. Antes, otorgar un crédito pequeño, como 5,000 pesos para que un microemprendimiento en la sierra de Oaxaca pudiera comprar materia prima, no era rentable. Los costos asociados, como trasladarse a una sucursal, que un oficial evalúe la solicitud y apruebe el crédito, hacían que no hubiera interés en estos productos.

Hoy, gracias a la automatización y al concepto phygital —una combinación híbrida entre lo digital y lo físico—, es posible atender estas necesidades de manera rentable. Puedes ofrecer este tipo de crédito sin necesidad de procesos completamente presenciales, optimizando recursos y aumentando el alcance.

Otro ejemplo son las inversiones de pequeños montos. Antes, este tipo de productos estaba limitado a clientes con grandes sumas de dinero y dependía de la atención personalizada de un oficial de cuentas. Hoy, mediante canales digitales, cualquier usuario puede invertir pequeñas cantidades en CETES o instrumentos de corto plazo. Esto es rentable para las instituciones financieras, accesible para los clientes y posible gracias a herramientas digitales que hacen viable su administración y seguimiento.

En resumen, la tecnología está transformando productos que antes no generaban interés en modelos accesibles y sostenibles, beneficiando tanto a las instituciones como a los usuarios.

Estos servicios que ofrecen, ¿cómo ayudan a las fintech a interactuar con los sistemas de la banca tradicional?

Creo que la clave va a ser el tema del ecosistema. La plataforma lo que permite es la integración mediante API, que es una forma de conectarse con la plataforma, de una manera mucho más abierta, más segura, más ágil, más flexible.  Esto no solo beneficia a las fintech, sino también a los bancos y otros actores del ecosistema financiero.

Un ejemplo interesante es la posibilidad de integrar servicios financieros directamente en la experiencia del cliente. Por ejemplo, en un punto de venta, el cliente puede comprar un producto y, a través de la conexión entre el punto de venta y la entidad financiera, acceder a un crédito de forma inmediata. Este tipo de integración elimina la necesidad de procesos complejos o exclusivos para ciertos actores, y crea un ecosistema donde bancos, fintech y otros agentes pueden colaborar para mejorar la experiencia del usuario.

No necesito que sea algo súper complejo, ni que sea para un banco únicamente, ni que sea para un agente únicamente, sino que trabaje en un ecosistema.

Hoy día, las empresas, bancos y entidades financieras invierten mucho en combatir el ciberdelito. ¿Cómo les afecta esta situación?

Es una responsabilidad compartida. Las mayores afectaciones pueden ser afectadas si no se toman las medidas preventivas adecuadas y no se implementan procesos robustos para gestionarlas. No deja de ser una plataforma financiera de misión crítica para una entidad y creo que sí hay que tener los procesos, las personas entrenadas, y las medidas de uso de seguridad y el procedimiento de contingencia.

Hay un montón de medidas que hoy se facilitan por la evolución de la tecnología, incluso la inteligencia artificial. Por ejemplo, en el monitoreo y la generación de código, vemos grandes avances que apoyan a las instituciones en la prevención y mitigación del ciberdelito. No podemos pensar que vamos a poder operar un banco o una entidad financiera cualquiera usando nuevas herramientas con la visión de antes. A medida que la herramienta evolucione, también vamos a evolucionar nosotros.

¿Cómo calificarías a las empresas mexicanas en cuanto a la adopción de mejores prácticas para proteger sus datos y en la toma de decisiones para prevenir riesgos?

Creo que esto tuvo un punto de inflexión con la pandemia. A partir de ese momento, se generó un cambio de la manera en que las empresas abordan proyectos de innovación y transformación. La demanda del usuario final, que se aceleró durante la pandemia, forzó a las entidades a adoptar un enfoque mucho más ágil y dinámico, algo que antes no era tan prioritario. Si no hubiera ocurrido la pandemia, lo que tomó dos años podría haber tardado cinco.

Hoy, las empresas entienden que deben evolucionar con los usuarios para mantenerse relevantes. Los usuarios tienen una visión de la tecnología mucho más integrada, donde no diferencian entre usar Netflix, pedir un Uber o interactuar con su banca. Por ejemplo, cuando solicita un Uber, detrás de esa acción hay una transacción financiera.

Sin embargo, un desafío importante es la deuda tecnológica que algunas instituciones arrastran, no solo en México, sino en gran parte de Latinoamérica. Esa deuda limita la inversión en innovación y transformación digital. Para seguir evolucionando, primero se necesita resolver esta deuda tecnológica; De lo contrario, las empresas corren el riesgo de volverse irrelevantes en un entorno tan competitivo y digitalizado.

¿Qué tan lejos estamos de lograr la universalización de los pagos entre países y sistemas financieros?

Diría que la tecnología ya está lista. El desafío no es tecnológico, porque las herramientas ya existen y el apetito de los usuarios también está presente. Más que enfocarnos en los pagos transfronterizos tradicionales (cross-border), que en México tienen una gran relevancia, hablaría de la posibilidad de realizar pagos en otros países como si estuvieras en el tuyo.

Entonces, creo que cada vez más va a ir creciendo, así como crecen las transacciones por internet, así como crecen los pagos digitales, pero es una evolución constante. Para mí va a continuar evolucionando y ese sería lo que hay que ir acompañando. Seguir las herramientas, facilitando y posibilitando eso.

Sobre Temenos

Temenos es una empresa con 30 años de trayectoria en el mercado. Ofrece plataformas nativas de la nube, adaptándose a las regulaciones y necesidades de sus clientes. Esto permite que las instituciones financieras decidan si prefieren operar desde la nube o desde sus propias instalaciones.

Trabaja con instituciones de diversos tamaños y enfoques. Sus clientes van desde bancos de inversión con carteras exclusivas, hasta entidades de microfinanzas que desarrollan productos para individuos y pequeñas empresas.