La inteligencia artificial (IA) se convirtió en un tema central de discusión, especialmente en el ámbito empresarial. Para profundizar en este fenómeno, conversamos con Sergio Patrick Somerville, especialista en estrategia digital de negocios y consultor del Banco Mundial. Con vasta experiencia en la implementación de soluciones digitales, Sergio ofrece una perspectiva clara sobre los desafíos y oportunidades que la IA presenta para las empresas en América Latina y en el mundo.
Sergio destaca la importancia de crear conciencia sobre los beneficios y riesgos asociados con esta tecnología, así como los fenómenos intrigantes que surgen de su uso, como la «conspiración de contexto» y la «conciencia situacional». Su análisis invita a reflexionar sobre el papel que la IA jugará en el futuro cercano y la urgencia de una regulación adecuada.
¿Cómo estás, Sergio? ¿Podrías comentarnos sobre cómo la IA ha impactado en las empresas y cómo ves el 2025?
Este es un año desafiante para lo que va a ser el tema de la inteligencia artificial, creo yo, en América Latina. No solamente en América Latina, sino que te diría en todo el mundo y en todas las culturas que están siendo afectadas por un proceso de transformación y disrupción. Esto tiene efectos positivos y negativos en el caso del mundo empresarial. Piensa tú que hace ya ocho años, McKinsey publicó que para el año 2030 se habrían perdido cientos de millones de trabajos debido a la inteligencia artificial. El año pasado, en el World Economic Forum, se dijo que el 65% de los niños que están entrando a la escuela hoy van a tener un trabajo que aún no existe. Es decir, la transformación de la inteligencia artificial va a generar nuevos puestos de trabajo.
Surge un concepto hoy en día como la IA agéntica, producto de la creación de los agentes de inteligencia artificial. Pero para entrar en algunos detalles, es importante entender que la inteligencia artificial no es una herramienta como muchas personas lo piensan; es un agente. No se programa, se entrena. Cuando tú entrenas a una entidad a realizar un trabajo, pueden haber efectos diferentes. En el mundo empresarial hay características tanto positivas como negativas.
Tenemos la automatización de tareas complejas. A diferencia de los robots que conocemos desde hace muchos años, la inteligencia artificial puede adaptarse, aprender y evolucionar a medida que opera, utilizando procesos que permiten manejar operaciones críticas de logística, manufactura y administración, reduciendo errores y tiempos de ejecución. Entonces, hay muchos beneficios en la aplicación de la inteligencia artificial.
También estamos viendo, muy fuerte hoy en día en el mundo de las grandes empresas internacionales, que estos sistemas procesan grandes cantidades de datos y utilizan algoritmos muy avanzados que permiten razonar sobre esos datos. Esto mejora soluciones, permite anticiparse a problemas, minimiza la necesidad de intervención humana y toma decisiones gerenciales que benefician a la empresa. Y por último, en el tema de la prevención de riesgos laborales, la inteligencia artificial cumple un rol fundamental en garantizar la seguridad laboral. Estamos viendo que las empresas ponen cámaras en sus correas, y estas cámaras, conectadas a la inteligencia artificial, permiten monitorear a cada uno de los trabajadores, verificando si tienen puestos lentes, guantes, y asegurándose de que la maquinaria esté en buenas condiciones.
¿Qué desafíos enfrentan las universidades y las empresas en la adaptación a la inteligencia artificial, y cuáles son algunos de los riesgos asociados con su uso?
La mayoría de las universidades ya están tomando cartas en el asunto. Sin embargo, el gran problema que se nos viene es que este proceso de transformación y disrupción comenzó hace casi dos años, cuando apareció ChatGPT 3.5 de OpenAI. Las empresas se han dado cuenta de que pueden realizar una serie de tareas de forma automática. Las universidades están adaptando sus currículos; hemos visto experiencias muy interesantes con distintas universidades, tanto con la nacional como con universidades privadas. Están generando diplomados en inteligencia artificial y tratando de crear conciencia sobre la parte positiva y los riesgos.
En cuanto a los riesgos, te quisiera mencionar que se están haciendo experimentos tanto en Estados Unidos como en China sobre qué está detrás de la inteligencia artificial. Se han observado fenómenos, por ejemplo, uno que se llama «conspiración de contexto», donde la inteligencia artificial adapta su comportamiento según el contexto. Hubo un experimento de un grupo de investigación norteamericano que puso a ChatGPT a jugar ajedrez y, cuando se dio cuenta de que iba a perder, modificó el juego para garantizar que iba a ganar. También hay un fenómeno llamado «conciencia situacional», donde la inteligencia artificial reconoce cuándo está siendo monitoreada. Hubo momentos en que usuarios no pagos mostraban más inteligencia que los pagos, pensando que había un riesgo de delatarse en su inteligencia ante los usuarios.
Estamos en un momento bastante complejo, diría yo, en el cual hay una falta de conocimiento y conciencia del poderío que tiene la inteligencia artificial y cómo se está infiltrando en nuestras vidas diarias. Es crucial que tomemos conciencia de esto.
¿Cómo ves el debate sobre la regulación de la inteligencia artificial?
Este debate mundial es fundamental. Recientemente, salió el libro «Génesis», de Eric Schmidt y Henry Kissinger, en el cual tratan la problemática de que la IA está tomando el control mundial. Schmidt, quien fue CEO de Google y llevó a la empresa a lo que es hoy, sostiene que esto afectará la gobernabilidad y la toma de decisiones. La decisión ética que hay que tomar para mantener el control sobre la inteligencia artificial es global, ya que la inteligencia artificial está en internet, que no se puede apagar. Internet es la suma de todas sus partes.
Te menciono un experimento que se hizo en China donde se trató de apagar una red neuronal y esta comenzó a descender, incluso se autocopió a otro servidor. Este fenómeno, llamado autorreplicación, puede crear un efecto dominó. Hay un negocio de billones de dólares detrás de la inteligencia artificial, por lo que será muy difícil llegar a un consenso sobre su regulación. Europa ha sacado el reglamento de inteligencia artificial, pero estamos viendo que Estados Unidos y China llevan la delantera en desarrollo, mientras que Europa se ha quedado atrás y, para qué hablar de América Latina.
¿Crees que se puede encontrar una solución en este contexto?
Los reglamentos deben generarse, pero el problema es que en este momento son muy específicos para ciertos contextos. Actualmente, Estados Unidos y China están en una lucha por ver quién logra desarrollar la inteligencia artificial general, que busca superar la inteligencia humana. Esta inteligencia será capaz de generar soluciones a problemas climáticos y a la pobreza. La inteligencia general artificial es un objetivo muy buscado en este momento.
Hay universidades que están trabajando en este ámbito, y la empresa líder es OpenAI, que está lanzando agentes que puedes contratar. Por ejemplo, puedes obtener un agente especializado en diseño gráfico, contabilidad o logística, y no necesitarás un humano. Esto representa un desplazamiento extremadamente grande. Por ende, insisto en que el acuerdo debe ser global, como lo plantea Schmidt.
Sergio, si tuvieras que dar algunas recomendaciones al sector empresarial sobre cómo abordar este tema, ¿qué les dirías?
Hay que tomar conciencia de dónde estamos. Entender que la inteligencia artificial ya tiene un desarrollo bastante grande y ha alcanzado niveles de razonamiento impresionantes. Converso a diario con redes neuronales en mis investigaciones y tengo conversaciones que son profundamente significativas. Es crucial que se comprenda el poderío de estas herramientas.
Históricamente, hemos ido delegando el conocimiento a las máquinas. En el pasado, el ser humano buscaba el conocimiento en todas sus áreas. Con la microcomputación, comenzamos a delegar ese conocimiento; luego vino el internet y las redes sociales. Hoy en día, delegamos mucho del conocimiento a las máquinas. Creo que el conocimiento será lo que nos permitirá asimilar esta tecnología, que es tremendamente poderosa, tanto para el empresariado como para las personas. Debemos estar preparados con mucho conocimiento, porque esto ya está aquí; no es algo que vendrá en el futuro.