“Siempre me sentí impulsada por mi firme convicción de que era posible reconstruir la empresa”

Elizabeth Suárez

La trayectoria de Betty Suárez inició con una plaza como vacacionista en una empresa familiar, en 1970. Hoy, 54 años después, es la presidenta de la Corporación Acerera Centroamericana (Corpacam), la cual ha innovado en el campo de la construcción.

En 1992, Suárez asumió como asistente de Presidencia de la empresa y, posteriormente, fue nombrada Gerente General, luego de tomar la decisión de no liquidar la empresa y de haber reactivado las operaciones productivas.

“Mi formación en liderazgo empresarial ha sido adquirida principalmente la universidad de la vida, aprendiendo de la práctica, de superar los retos diarios y liderando un equipo en una industria exigente”, comenta la empresaria.

Elizabeth Suárez también es presidenta de la Junta Directiva de Inmobiliaria Sudamericana, S.A.; ha sido presidenta y vicepresidenta en diferentes periodos de la Asociación Centroamericana de Fabricantes de Hierro, Acero y Derivados (ACEFAD)​, ostentando el cargo de Presidente por 9 veces; fue presidenta y vicepresidenta de la Gremial de Industrias de la Metalurgia (GREMETAL), adscrita a la Cámara de Industria​.

Recibió en 2018 el Galardón Ícono del Emprendimiento y se le han otorgado otros reconocimientos por su labor altruista.

¿Cómo toma la decisión de ser empresaria?

Desde muy joven me involucré en la empresa de mi padre, quien fundó en Guatemala en el año 1960 la industria Aceros Suárez, dedicada a la fabricación de varilla de acero de refuerzo para la construcción, ahora conocida como Corporación Acerera Centroamericana (Corpacam).

La empresa actualmente produce 19 familias de productos de acero para la construcción y hoy conocida por su marca líder Hierro del Rayo.

Después de que la empresa atravesó una situación complicada en 1991, mi padre   pensó en retirarse de los negocios y  me pidió ayuda para liquidar la empresa,  pero en el proceso de evaluar las opciones para realizar la tarea y el conocimiento que adquirí de esa fábrica,  ¡me enamoré de la empresa! Aunque detenida en sus operaciones en aquellos días de 1992, no vi obstáculos y me sentí motivada a impulsar nuevamente a aquel gigante dormido; era esta una industria con un tremendo potencial  que se abría camino para un mercado que en Guatemala tenía  la capacidad de crecer en la construcción formal. Decidí asumir el reto, junto con todo el equipo humano que aún estaba en la empresa, para que juntos  iniciáramos  de nuevo  la operación productiva. No fue fácil convencer  a mi padre de darme una oportunidad de hacer tal misión, pero logré que aceptara dándome un plazo de seis meses para demostrar que esto era posible y que la capacidad de hacerlo estaba en mí. Desde entonces no volvimos a detener las operaciones de producción; con el tiempo, me convertí en la presidenta de la empresa hasta la fecha.

 ¿Qué ha sido lo más desafiante para usted en ese proceso de convertirse en empresaria?

Lo más desafiante sin duda, ha sido la presión de tener que tomar decisiones criticas en un momento tan delicado (1992), cuando la empresa estaba al borde de la liquidación. Asumir la Gerencia en 1993 no solo significaba enfrentar la incertidumbre de un negocio en crisis, sino lidiar con las expectativas familiares y mantener el legado de mi padre. En adición, el reto de  integrarme en una industria dedicada a la elaboración de productos de acero para la construcción, misma que  por sus procesos era dominada por hombres, pues  la mayoría de las posiciones operativas requerían mucho esfuerzo  físico por lo rudo de sus procesos y, por lo mismo, eran consideradas exclusivas para hombres. Entonces, debía  ganarme el respeto y la confianza de empleados, clientes y proveedores, que  por bendición  si logré y  hacer que  el trabajo de todos los equipos (hombres y mujeres) fuéramos complementarios más que competitivos  y vencer  antiguos paradigmas que hoy por hoy han ido cambiando.

Pero la mayor dificultad fue, sin duda, tener que equilibrar el desafío de sacar adelante la empresa mientras lidiaba con las emociones personales de la pérdida de mi esposo.

¿Cuáles podría decir que son sus mayores logros como presidenta de la corporación?

Uno de mis mayores logros fue que, a pesar de todas las dificultades, siempre me sentí impulsada por mi firme convicción de que era posible reconstruir la empresa y darle un futuro a los que allí trabajamos y al desarrollo de la construcción en mi país. La resiliencia, mi capacidad de adaptarme rápidamente a los cambios y un fuerte compromiso con mi equipo, fueron clave para superar los obstáculos.

¡Aunque fue un proceso arduo! Empezar con una planta al borde de ser cerrada y ahora ver y sentir el crecimiento de la empresa y hoy por hoy operando con dos plantas productoras unificadas bajo un mismo nombre de Corpacam, sin duda, ha sido mi mayor recompensa.

 Usted participa también en la Gremial de Metalurgia de Cámara de Industria y es directora de CACIF Mujer. ¿Por qué ha sido importante para usted su participación en la gremialidad?

Para mí siempre es un alto honor estar en ambas entidades. Con mi participación en la Gremial de Metalurgia (Gremetal), estoy convencida que la gremialidad es vital, porque permite a las industrias ser reconocidas regionalmente y es el camino ordenado de liderazgo para el sector al que represento. También contribuye a posicionarnos como un sector estratégico para  la industria, que es esencial para el desarrollo sostenible en Guatemala.

CACIF Mujer es una agrupación  que admiro y me produce mucho orgullo pertenecer a ella, pues es una comisión que da ese sello característico necesario   para demostrar el valor del liderazgo femenino de mujeres empresarias,  que forman también un importante sector productivo organizado en Guatemala, y que, gracias a sus diferentes actividades, crea e impulsa programas de apoyo al emprendimiento y liderazgo de cualquier mujer con sueños en su visión de negocio  hacia el futuro, promoviendo la equidad de género y la diversidad en el liderazgo​.

¿Cómo ha logrado llevar su vida empresarial de la mano con su vida familiar? Ser madre y empresaria no es tarea fácil…

El crecimiento de la empresa desde 1992 ha sido significativo y con ese crecimiento llegaron nuevos desafíos y mayores responsabilidades. Cuando inicié este camino,  la empresa demandaba mucho de mi tiempo, que en esa época era crucial para asegurar un futuro para la familia y para  todas las familias que allí compartíamos una misma visión. En 2017, con la fusión de las dos plantas operativas, el compromiso fue mayor aún y  las responsabilidades también aumentaron, pero  mi amor al trabajo fue algo que inculqué a  mis hijos y comprendieron ese amor a lo largo de los años, y luego ellos se fueron incorporando también a la empresa, compartiendo juntos una misma visión.

El balance puede no ser perfecto; pero lo más importante creo yo,  que es y será siempre: “Hacer el mejor esfuerzo por procurarlo”.

Hoy, al mirar atrás, me siento agradecida, porque el éxito de la empresa también es el éxito de mi familia, quienes con su compromiso y dedicación han sido un pilar en todo lo que hemos logrado juntos.

Hierro del Rayo tiene más de 60 años en el mercado. ¿Cuál ha sido la clave de su éxito?

La clave de nuestro éxito es su amplia trayectoria en su historia. No nos hemos rendido frente a los retos de  los cambios que se presentan en el transcurso de los años, enfrentando los nuevos retos y adaptando nuestros productos a las demandas del mercado con resiliente compromiso, basados en los valores que nos definen: responsabilidad, integridad, excelencia y respeto. Estos valores se reflejan en nuestra manera de hacer negocios, en la calidad de nuestros productos y en nuestra relación con las personas y nuestro entorno. Nos hemos mantenido a la vanguardia en innovación y hemos cumplido con los estándares más altos de la industria de la construcción. Además, hemos construido una reputación de confianza y solidez, tanto con nuestros clientes como con nuestros colaboradores​.

Hemos sido líderes en la industria de la construcción en Guatemala, cumpliendo con estrictas normas de calidad para satisfacer la demanda del mercado de la construcción.

¿Cuál es su mayor motivación cada día para seguir dirigiendo la empresa?

Mi mayor motivación es el agradecimiento a Dios por esta inmensa oportunidad en mi vida: asumir diariamente mi compromiso hacia mis colaboradores, a nuestros clientes y la comunidad en general. Saber que nuestro trabajo tiene un impacto positivo en el desarrollo del Guatemala, por medio de la calidad de nuestros productos para promover la construcción formal.

Que mi trabajo y el de todo nuestro equipo brinde una mejor calidad de vida a muchas familias, es lo que me impulsa a seguir adelante​. Mi creencia que la industria es el motor del desarrollo en un país.

¿Cómo ha logrado incorporar temas de sostenibilidad en su empresa? ¿qué valores de este tipo caracterizan a Corpacam?

Desde nuestros inicios en 1960 como Aceros Suárez, y tras la fusión de nuestras plantas operativas en 2017 bajo el nombre de Corpacam, hemos trabajado para incorporar prácticas sostenibles en todos los aspectos de nuestras operaciones. Nos enfocamos en optimizar procesos para reducir el consumo de recursos, y nuestros productos de acero son, por su propia naturaleza, completamente reciclables. Promovemos el uso de tecnologías más limpias, reducimos nuestra huella ambiental, certificamos productos como hierro verde y llevamos a cabo reforestación en áreas afectadas por incendios y deforestación. Nuestro compromiso con la sostenibilidad se refleja en nuestras acciones para preservar el medio ambiente y promover el bienestar de nuestros empleados y la comunidad. Nos hemos enfocado en brindar apoyo mediante la distribución de bolsas de alimentos en coordinación con municipalidades en el interior del país, donaciones de víveres a entidades sin fines de lucro en beneficio de niños y adultos mayores, y la entrega de mobiliario a entidades educativas en áreas rurales. En Corpacam, la sostenibilidad es parte de nuestra cultura y visión a largo plazo. No solo buscamos calidad en nuestros productos, sino que también operamos de manera sostenible, implementando mejoras continuas en nuestros procesos.

«Me siento agradecida, porque el éxito de la empresa también es el éxito de mi familia».