Gustavo M. Gameros, relató los desafíos legales y de adaptación cultural al ingresar al mercado estadounidense, la estrategia de innovación detrás de sus marcas Tacos Chicos y Folklore, y el impacto económico y laboral que busca generar con la creación de empleos para la comunidad latina.
Antes que nada, ¿cómo arrancó su camino en los negocios en México?
Yo siempre he sido emprendedor. Vengo del sector financiero, muy enfocado al tema de capital, al tema de invertir directo en empresas. Capital me refiero a comprar acciones de empresas. En Latinoamérica estamos muy acostumbrados al préstamo o a recibir dinero prestado, y yo me enfoqué en cómo invertir en empresas como socio, subiéndote al riesgo, no simplemente pasándoselo al empresario con una tasa o una garantía.
He desarrollado empresas propias, en su momento fundé una Fintech en México que llegó a ser una de las más grandes en Latinoamérica de inversión digital. Participé en muchas empresas y recientemente vimos una oportunidad muy interesante en Estados Unidos, la gastronomía mexicana. Decidimos adquirir y fortalecer cadenas de restaurantes ya operativas en Nueva York y Nueva Jersey, con mayor estructura y conocimiento financiero.
Invertir en plena pandemia parecía la peor idea, pero hoy la realidad es distinta. El sector restaurantero me ha sorprendido mucho, por su nobleza, potencial y crecimiento en un mercado como el estadounidense, que es mucho más grande que toda Latinoamérica junta.
Inició varios negocios en pandemia. ¿Qué aprendizajes le dejaron esos inicios tan desafiantes?
Aprendizajes son muchos, pero lo principal es prever el peor escenario. En países como México, además de los riesgos de mercado u operación, existen riesgos externos, Estado de Derecho débil, contratos que no siempre se cumplen, amenazas del crimen organizado, secuestros o incluso situaciones inesperadas como empresarios que fallecieron en pandemia.
Eso no significa que no haya que emprender en Latinoamérica, sino que hay que prever esas circunstancias. Otro aprendizaje clave es manejar las finanzas de manera conservadora, con reservas para enfrentar meses buenos y malos.
El emprendedor suele ser optimista, pero la realidad exige objetividad. En pandemia, por ejemplo, una empresa digital que lanzamos funcionó muy bien, mientras que un restaurante hubiera fracasado. Creo que nuestro principal deber como emprendedores es prepararnos para escenarios que pensamos que no ocurrirán.
¿Cuál es su estilo de liderazgo?
Soy firme creyente de que el liderazgo debe crear líderes. No creo en el micromanagement, me parece lo peor. Yo prefiero un liderazgo suelto, menos intrusivo, en donde el equipo tenga la capacidad de tomar decisiones importantes y asumir riesgos.
Si todo depende del dueño o del director, la empresa nunca dejará de ser un emprendimiento individual. Hay que formar líderes para asegurar crecimiento y futuro.
¿Qué lo motivó a apostar por la cadena en Estados Unidos?
Abrimos una taquería en Manhattan en 2023 con unos amigos dueños de bares en el East Village. Nos fue muy bien y vimos la oportunidad de crecer. Hoy tenemos cinco sucursales entre Nueva York y Nueva Jersey, tres adquiridas con más de ocho años de operación y dos nuevas.
El potencial es enorme. El mercado de nostalgia de los latinos en Estados Unidos supera los 250,000 millones de dólares al año, pero nuestro principal cliente es el estadounidense.
Para quienes quieran emprender allá, mi consejo es que busquen un socio local. Ir solo es complicarse con trámites, permisos y costos. Con socios locales, en un año logramos lo que de otro modo hubiera tomado mucho más.
¿Qué desafíos enfrentaron al llevar la gastronomía mexicana a Estados Unidos?
El primer desafío fue legal, constituirnos, obtener permisos, cumplir normativas. Con socios locales todo fue más ágil.
En lo gastronómico, el reto fue adaptar la materia prima y el paladar. No todo se consigue en Estados Unidos y el sabor debía ajustarse. En Nueva York los clientes aceptan más picante que en New Jersey, por ejemplo. El secreto es usar insumos disponibles en la zona y adaptar la experiencia sin perder la esencia mexicana.
¿Qué papel juega la innovación en el menú y la experiencia de sus marcas?
Tenemos dos marcas:
Tacos Chicos: experiencia de buen taco, coctelería y música neoyorquina. Es un menú corto de cuatro tacos, pero considerados entre los mejores de Nueva York. Hemos recibido celebridades y cobertura en medios como el New York Times.
Folklore: con tres sucursales en New Jersey y una en Nueva York. Ofrece tacos, burritos, quesadillas y nachos. Ganamos cinco años seguidos el premio al mejor taco de New Jersey con nuestro taco de short rib.
Folklore tiene una estrategia de expansión más agresiva. Con una dark kitchen en Times Square, planeamos crecer a cinco ciudades más en 2026 y llegar a Europa en 2027. Nuestra visión es ser un restaurante digital, no estar en cada esquina, sino en cada celular.
Además del negocio, ¿qué impacto económico y social están generando?
En México llegamos a generar más de 3,000 empleos directos y una inversión de cientos de millones de pesos.
En Estados Unidos tenemos hoy 30 empleados, en su mayoría latinos. Apostamos a dar empleo con dignidad, con posibilidad de crecimiento, ayudantes que hoy son taqueros líderes, cajeras que son gerentes. Nuestro impacto va más allá de lo económico, también es humano.
¿Cómo pueden contactarlo quienes deseen colaborar o invertir?
Nos pueden encontrar en Instagram como @tacoschicos. Siempre estoy abierto a escuchar propuestas de inversión o emprendimiento.
Mi recomendación final es, no vayan solos a Estados Unidos. Busquen un socio local, hablen con quienes ya están allá y aprovechen las oportunidades que sin duda existen para los productos y servicios latinoamericanos.
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