Gracias a un equipo de más de 20 cámaras, el director ha conseguido una sensación de realidad hasta ahora nunca vista. También ha conseguido dotar a la película de un ritmo vertiginoso que te hace sentir dentro del propio coche. El director, Joseph Kosinski, responsable por ejemplo de Top Gun: Maverick, ha sabido poner toda la carne en el asador rodando sin cromas, algo que se nota en cada plano de la película. Pero, claro, no todo son carreras, sino que detrás hay una historia que te engancha porque es creíble.
Sonny Hayes, un antiguo piloto de Fórmula 1, abandonó la competición en los 90 tras sufrir un trágico accidente. Desde entonces, sobrevive participando en carreras de poca importancia. Un buen día, aparece un viejo amigo, Rubén Cervantes, que ahora es el propietario de una escudería que no logra situarse ni siquiera entre los diez primeros puestos del ranking. Rubén pedirá a Sonny que vuelva a modo de mentor de su joven promesa que «lidera» el equipo, pero en el que tiene puestas todas sus esperanzas. La relación entre ambos, el veterano y el joven, no será nada fácil y la tensión se disparará entre ellos hasta convertirse en un duelo generacional que atrapará a los espectadores.
¿Pero qué tal es la película?
Con un presupuesto de 300 millones de dólares, Lewis Hamilton como productor principal, el director Joseph Kosinski (“Top Gun: Maverick”), multitud de sponsors, unos cuantos cameos, salida casi simultánea en más de 46 países, el protagónico de una estrella y el talento de técnicos de primera línea, “F1. The Movie” no podía ser sino un gran espectáculo digno de verse en pantalla grande y hasta grandísima. Más larga de lo necesario y simplona, es cierto, pero nada es perfecto.