Con sabores que reflejan la tradición vitivinícola del País Vasco, así como el cuidado artesanal de uvas endémicas cultivadas en paisajes montañosos, 23 bodegas vascas buscan conquistar el mercado mexicano con bebidas artesanales y ampliar sus exportaciones.
La misión, respaldada por el gobierno vasco, ha resultado hasta ahora en 280 encuentros entre profesionales del sector, incluyendo dos catas, mesas de negocios y diálogo con las administraciones de Ciudad de México, Guadalajara, Baja California, Querétaro y Puebla, según explicó Amaia Barredo, consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del gobierno vasco.
De las 23 bodegas productoras de vino de Rioja Alavesa, txakoli —vino blanco tradicional vasco— y sidras, el 60 % ya cuenta con importadores en México, mientras que el 40 % restante busca ingresar al mercado nacional.
Se informó que a pesar de que México es un importador de vinos españoles, la intención es posicionar los productos con denominación de Rioja Alavesa.
“En el mercado de México se conoce Rioja, pero no se conocía tanto nuestra subzona; es una subzona que trabaja la viticultura desde un formato más tradicional, más pequeño, más familiar, bodegas que integran la producción y la elaboración”, comentó la consejera.
¿Qué hace especial a los vinos txakolis y sidras vascas?
Lo que distingue a los vinos txakoli y a las sidras vascas es su elaboración basada en el conocimiento transmitido por tres generaciones, el aprovechamiento de un microclima singular, el uso de varietales autóctonos y un cuidado minucioso en cada etapa del proceso.
Itziar Eizaguirre, propietaria de una bodega productora de txakoli, mencionó que esta bebida se caracteriza por ser un vino joven, ligero, afrutado y con una acidez que lo hace ideal para platillos mexicanos.
Su bodega cuenta con 12 hectáreas de viñedos y produce unas 80 mil botellas anuales. Las variedades de uva utilizadas, Andarrabi Zuri (blanca) y Andarrabi Beltza (tinta), son producidas sólo en esta comunidad autónoma.
Sidra natural
Desde Tolosa, en Guipúzcoa, Joseba Lasa trajo a México el sabor de la sidra natural que elabora su familia, y que se diferencia de las comerciales por su carácter seco, su leve burbuja y el uso de manzanas locales.
«Es una sidra que no es dulce; es totalmente seca con una ligera burbuja, y es muy apreciada tanto en la gastronomía local como en mercados como Estados Unidos y el resto de Europa. Poco a poco se está dando a conocer, y es muy apreciada,» comentó.
Por su parte, Barredo, una de las representantes de la delegación vasca, compartió que el objetivo era doble: «reforzar el mercado aquí en México de nuestros vinos», y a la vez, «buscar para las bodegas que aún no tenían importador una opción de entrada de su producto en este mercado.»
Asimismo, resaltó que la conexión con los distribuidores y el consumidor es esencial, y por ello es importante acercarse con el mercado mexicano. “Esa relación directa es importante. Este trabajo se está haciendo con los importadores, y luego ha habido muchas reuniones porque el importador igual ha aprovechado para presentar a la bodega a un distribuidor en otro tipo de mercado que no trabaja”, agregó.
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