Rosgan, el mercado ganadero de Rosario, ha publicado un informe que revela un consumo de carne per cápita de 113 kilos en 2023, incluyendo carne vacuna, pollo y cerdo.
Lo llamativo del dato es que, a pesar del deterioro del poder adquisitivo y el aumento sostenido de los precios, el consumo de carne no solo no ha disminuido, sino que ha experimentado un ligero aumento.
En 2023, la carne vacuna ha perdido terreno frente a la de pollo y cerdo. El consumo de carne vacuna ha bajado 10 kilos en comparación con hace 10 años, mientras que el de pollo y cerdo ha aumentado entre 6 y 7 kilos, respectivamente.
Resulta curioso que, en un contexto de fuerte inflación (211,4% anual) y un aumento salarial inferior (152,7%), el consumo de carne no solo no haya bajado, sino que haya aumentado ligeramente.
El aumento general de 111 a 113 kilos per cápita se explica casi íntegramente por un aumento en el consumo de carne vacuna, mientras que el de pollo y cerdo se ha mantenido estable.
El conocido efecto de sustitución de bienes, que suele observarse en contextos de pérdida real de ingresos, no parece estar dándose en el consumo de carnes. La carne vacuna, siendo la más cara, ha sido la que mayor incremento porcentual de precios ha registrado en el último año.
Los precios de la carne vacuna han aumentado un 307% en 2023, mientras que los del pollo y el cerdo lo han hecho un 240% y un 254%, respectivamente.
A pesar del fuerte aumento de precios, en términos reales, la carne sigue estando más barata que hace tres años. La carne vacuna, que representa el 65% del presupuesto total de compra, se encuentra un 11% más barata que en 2021.
En resumen, el consumo de carne en Argentina ha experimentado un ligero aumento en 2023 a pesar de la inflación. La carne vacuna ha perdido terreno frente al pollo y el cerdo, pero sigue siendo la más popular. El aumento de precios no ha logrado frenar el consumo, lo que podría explicarse por la preferencia cultural por la carne y la falta de sustitutos accesibles.