Brasil registró en 2023 los niveles más bajos de pobreza y pobreza extrema desde el inicio de la medición de la Síntesis de Indicadores Sociales en 2012, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Sin embargo, 58,9 millones de personas aún vivían en pobreza y 9,5 millones en pobreza extrema.
El IBGE utiliza criterios del Banco Mundial para definir estos niveles: ingresos inferiores a US$ 2,15 diarios por persona (R$ 209 al mes) se consideran pobreza extrema, mientras que los ingresos por debajo de US$ 6,85 diarios (R$ 665 al mes) clasifican como pobreza.
En 2023, la pobreza extrema alcanzó al 4,4% de la población, una reducción respecto al 6,6% de 2012 y al 5,9% de 2022, lo que significa que 3,1 millones de personas superaron esta condición. En cuanto a la pobreza, afectó al 27,4% de los brasileños, frente al 34,7% en 2012 y al 31,6% en 2022, con 8,7 millones de personas saliendo de esta situación en el último año.
Factores clave: empleo y beneficios sociales
Bruno Mandelli Perez, investigador del IBGE, explicó que el mercado laboral y los programas de transferencia de ingresos fueron los principales motores de esta mejora. Mientras el empleo tuvo mayor impacto en la reducción de la pobreza, los beneficios sociales resultaron determinantes para disminuir la pobreza extrema.
“El aumento en los valores medios de los beneficios pagados contribuyó significativamente a la continuidad de la reducción de la pobreza y la pobreza extrema”, señaló el reporte.
Desigualdades persistentes
La pobreza afecta desproporcionadamente a mujeres, afrodescendientes y jóvenes. Mientras que el 26,3% de los hombres vive en pobreza, la cifra sube al 28,4% en mujeres. En términos de etnicidad, el 17,7% de los blancos es pobre, comparado con el 35,5% de los pardos y el 30,8% de los negros.
Entre menores de 15 años, el índice de pobreza alcanza el 44,8%, mientras que en mayores de 60 años, baja al 11,3%, en parte gracias a las pensiones vinculadas al salario mínimo.
Importancia de los programas sociales
En los hogares más pobres, los beneficios sociales representaron más del 57% de los ingresos en 2023. Una simulación del IBGE indica que, sin estos programas, la pobreza extrema habría sido del 11,2% y la pobreza del 32,4%, lejos de los actuales 4,4% y 27,4%.
Desigualdad en descenso
El índice de Gini, que mide la desigualdad de ingresos, se mantuvo en 0,518 en 2023, el nivel más bajo desde 2012. Sin las transferencias de ingresos, este indicador habría sido de 0,555, reflejando una mayor inequidad.