Según un reciente informe elaborado por el Centro de Estudios Económicos (ANIF) en colaboración con Colombia Fintech. Este panorama de exclusión financiera es aún más crítico cuando se observa que el 37,3% de los hogares y el 55% de las empresas recurren a fuentes informales de crédito, como el conocido ‘gota a gota’, una práctica que, aunque ilegal, sigue siendo ampliamente utilizada en varias regiones del país.
La encuesta de endeudamiento muestra que más de un tercio de las personas con cargas financieras altas optan por estos mecanismos informales. En el caso de las microempresas y aquellas de subsistencia, la situación es aún más preocupante: el 91% se financia mediante el ‘gota a gota’. Estas prácticas se caracterizan por tasas de interés exorbitantes que afectan gravemente la estabilidad económica de quienes las utilizan. De hecho, las tasas anuales de los créditos informales alcanzan niveles alarmantes: un 382,2% para los hogares y un 666,5% para las empresas, mucho más allá del límite permitido por la regulación financiera.
El acceso a crédito formal en Colombia se ve restringido por varios factores, entre ellos el bajo nivel de ingresos. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 40% de la población adulta colombiana percibe ingresos mensuales inferiores a un salario mínimo legal vigente (SMMLV), mientras que el 41% gana entre uno y dos SMMLV. Además, la educación juega un papel crucial en este contexto, pues un 41% de la población solo ha completado la secundaria, un 23% tiene educación técnica, y solo el 21% ha alcanzado la educación universitaria.
Ante esta situación, los expertos sugieren flexibilizar los límites a las tasas de interés reguladas en el sistema formal, buscando alternativas que permitan a más personas y empresas acceder a crédito bajo condiciones menos onerosas y más transparentes. De acuerdo con la ANIF, el crédito de consumo, a pesar de tener una de las tasas más altas dentro del sistema formal, sigue siendo una opción más económica y segura en comparación con los métodos informales como el ‘gota a gota’.
El análisis también subraya la necesidad urgente de implementar políticas públicas que no solo eliminen las barreras regulatorias, sino que también promuevan la inclusión financiera. Esto incluye la educación financiera y el acceso a productos de crédito adecuados para las familias y empresas con menores capacidades económicas. Sin acciones en este sentido, el crecimiento económico inclusivo seguirá siendo un objetivo difícil de alcanzar.