Los productores de flores colombianos respiran aliviados al confirmar que podrán continuar exportando sus productos a Estados Unidos sin la imposición de aranceles adicionales, una medida que estuvo en peligro debido a las tensiones diplomáticas entre ambos países. En pleno inicio de la temporada de San Valentín, la festividad más significativa para la industria floral estadounidense, el sector tuvo temor por un posible golpe económico que podría haber afectado gravemente la economía de miles de familias colombianas.
Estados Unidos es el principal destino de las flores colombianas, que representan el segundo producto no minero energético más importante para el país, solo por detrás del café. Este mercado es clave no solo en términos económicos, sino también laborales, con más de 200.000 puestos de trabajo directos e indirectos vinculados a la floricultura. La reciente incertidumbre, causada por un conflicto diplomático entre los presidentes Gustavo Petro y Donald Trump, alcanzó su punto máximo el 26 de enero, cuando el gobierno estadounidense anunció la posibilidad de aplicar un arancel del 25% a las exportaciones colombianas. La medida respondía a la negativa de Colombia de aceptar la entrada de aviones con migrantes deportados desde EE. UU., lo que habría afectado a la floricultura justo antes de la festividad de San Valentín.
Augusto Solano, presidente de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), explicó que la noticia causó un “gran susto” entre los productores, quienes dependían de las exportaciones para esta fecha clave. “Un arancel de esa magnitud habría sido devastador para la industria”, aseguró. Solano advirtió que los exportadores no podrían haber absorbido el costo del impuesto, lo que habría llevado a una probable cancelación de pedidos por parte de los compradores estadounidenses.
El impacto hubiera sido considerable. Colombia exporta anualmente más de 60.000 toneladas de flores, lo que equivale a 900 millones de tallos, representando cerca del 18% de las exportaciones del sector. En 2023, la industria generó más de 2.300 millones de dólares en ingresos, y gran parte de esos envíos están destinados al mercado estadounidense. Solo para la temporada de San Valentín, se crean más de 20.000 empleos adicionales en las zonas rurales del país, un pilar económico que depende en gran medida del acceso a este mercado.
A pesar de las advertencias del Gobierno colombiano sobre la necesidad de diversificar los mercados para reducir la dependencia de Estados Unidos, Solano enfatizó que este proceso sería largo y complicado. La industria colombiana ya exporta flores a más de 100 países, pero Estados Unidos sigue siendo el principal comprador, debido a sus preferencias específicas por determinadas variedades y colores de flores. “La diversificación no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana, ya que cada mercado tiene sus propias demandas y características”, señaló el dirigente de Asocolflores.
La floricultura colombiana también tiene un fuerte componente social, con una notable presencia de mujeres en la fuerza laboral. El 65% de los trabajadores de este sector son mujeres, como Ángela González, quien lleva más de 40 años en el negocio y ha logrado educar a sus hijos gracias a su empleo en la industria floricultora.
A pesar de la incertidumbre, la floricultura colombiana sigue siendo un sector clave para la economía nacional, con cultivos que abarcan unas 10.000 hectáreas, principalmente en la sabana de Bogotá y en Antioquia. Este sector, que ha logrado posicionarse como el segundo mayor exportador de flores a nivel mundial, continúa demostrando su resiliencia ante las dificultades del mercado y la geopolítica internacional.