Cinco años después, Colombia enfrenta las secuelas de la Pandemia del Covid-19 en salud mental y economía

Según cifras de la Defensoría del Pueblo, más de 500,000 compañías fueron forzadas a cerrar sus puertas durante el confinamiento.
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El 6 de marzo de 2020, Colombia registraba su primer caso de Covid-19, una noticia que marcaría un antes y un después en la historia del país. Hoy, cinco años después, el eco de esa crisis sigue resonando en las calles, hospitales y en las finanzas de los colombianos, dejando un saldo doloroso de 140,000 vidas perdidas. La pandemia no solo trajo consigo un colapso sanitario, sino que también dejó huellas profundas en la economía y en la salud mental de millones de personas.

Luis Jorge Hernández, médico salubrista y académico de la Universidad de los Andes, destacó que uno de los aspectos más alarmantes fue que el 80% de los fallecidos por Covid-19 en Colombia sufrían de enfermedades preexistentes, como obesidad, hipertensión o diabetes. “Esto subraya la necesidad urgente de implementar políticas más eficaces en prevención y promoción de la salud. El país debe cambiar su enfoque hacia la prevención, no solo hacia el tratamiento”, asegura Hernández.

Aunque la crisis sanitaria inmediata parece haber quedado atrás, las secuelas estructurales de la pandemia continúan siendo un desafío. La economía nacional se contrajo drásticamente en 2020, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 6.8%, la mayor en tiempos recientes. Sectores clave como el comercio, el turismo y la industria sufrieron el embate de la cuarentena, mientras que en 2022, el aporte del sector turístico al PIB fue solo del 2,1%, una cifra notablemente baja, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).

La situación se ve agravada por la fragilidad de un sistema de salud que aún enfrenta problemas estructurales, exacerbados por las reformas en curso. Hernández, quien ha seguido de cerca la situación, alerta sobre la incertidumbre que la reforma sanitaria ha generado en el país. “Nos preocupa mucho el debilitamiento de los servicios de salud, no tanto por lo que ya hemos vivido con la pandemia, sino por la incertidumbre que la reforma está creando. El sistema de salud no está preparado para nuevas emergencias sanitarias”, advierte.

La crisis económica también dejó un rastro de cierres de empresas. Según cifras de la Defensoría del Pueblo, más de 500,000 compañías fueron forzadas a cerrar sus puertas durante el confinamiento, con un impacto devastador en sectores como el turismo, la hostelería, la venta al por menor y los negocios informales. Hoteles, restaurantes, bares y tiendas de ropa fueron solo algunos de los afectados. Aunque la economía ha mostrado señales de recuperación, la reconstrucción de estos sectores será lenta y difícil.

La campaña de vacunación, lanzada a partir de febrero de 2021, fue uno de los logros más significativos de Colombia en la lucha contra el Covid-19. Gracias a la rapidez en la implementación de las vacunas, el país evitó el colapso de los hospitales, un escenario que sí se vivió en otras naciones. Sin embargo, Hernández subraya que la tarea no termina ahí. “Es crucial que Colombia mantenga sistemas de vigilancia epidemiológica activos. Los virus y las bacterias siguen circulando, y debemos garantizar que haya seguimiento constante, especialmente en regiones como la Guajira, la Amazonía y las fronteras con Venezuela”, señala.

Más allá de las cifras económicas, la pandemia ha dejado secuelas profundas en la salud mental y la educación de los colombianos, en particular de los jóvenes. Según el médico salubrista, más de 300,000 niños y adolescentes quedaron desescolarizados debido al cierre de las escuelas. “El impacto ha sido más severo en las niñas y adolescentes, y la recuperación podría tardar hasta 30 años”, afirma Hernández.

El panorama es igualmente sombrío en términos de salud mental. A nivel nacional, la pandemia aumentó la mortalidad relacionada con problemas de salud mental, con un aumento significativo de casos de ansiedad, depresión y suicidio, especialmente entre los más jóvenes. La combinación de estrés postraumático, la incertidumbre económica y el aislamiento durante los confinamientos ha dejado a muchas personas luchando con secuelas emocionales y psicológicas que, según algunos expertos, podrían perdurar durante décadas.

Colombia ha logrado avances significativos en la gestión de la pandemia, pero los desafíos siguen siendo grandes. El país debe trabajar en fortalecer su sistema de salud, adoptar políticas preventivas efectivas y hacer frente a las secuelas en áreas clave como la educación y la salud mental. Según Luis Jorge Hernández, la recuperación total podría tardar de 20 a 30 años. En el camino, las lecciones de la pandemia, aunque dolorosas, ofrecen una oportunidad única para repensar y reconstruir el país desde sus bases más fundamentales.