El alentador repunte de las acciones de Tesla Inc. (TSLA) chocó contra un muro este jueves tras conocerse que la empresa podría retrasar un acontecimiento crucial en el que muchos inversionistas han estado depositando sus esperanzas.
Sin embargo, incluso antes de eso, ya era cada vez más difícil argumentar a favor de los alcistas. La última vez que las acciones de la empresa subieron de esta manera, el repunte se vio respaldado por unos ingresos que crecían a un ritmo de dos dígitos. Ahora las cosas parecen mucho más sombrías.
El ambiente en torno a los autos eléctricos está apagado, las ventas de Tesla se contraen y sus beneficios se hunden. Y entonces llegó el gran golpe del jueves: Tesla posterga su esperada tecnología de autoconducción -el robotaxi- de agosto a octubre. La noticia hizo que las acciones se desplomaran hasta un 8,3%, lo que haría desaparecer más de US$60.000 millones de su capitalización bursátil.
Incluso antes de la noticia del retraso del robotaxi, el repunte que desafiaba la gravedad estaba poniendo nerviosos a algunos. Las acciones se habían disparado un 44% hasta el miércoles en una racha de 11 días de ganancias que es la más larga desde junio de 2023. La acción cotizaba a 90 veces los beneficios futuros en su último cierre, un nivel que se vio por última vez a principios de 2022, según datos recopilados por Bloomberg.
La subida se produjo cuando los operadores miraron más allá de las credenciales de los vehículos eléctricos de Tesla y apostaron a que Elon Musk puede transformarla en una potencia de la inteligencia artificial. La idea era que cuando Musk desvelara finalmente el robotaxi de Tesla, consolidaría la posición de la empresa como líder en inteligencia artificial. “Los inversores han estado buscando ese gran avance, esa aplicación de la IA en el mundo real”, dijo Nicholas Colas, cofundador de DataTrek Research. “Y ahora tenemos a alguien que lleva años trabajando en IA diciendo ‘oye, tengo esa aplicación asesina’”.
Sin embargo, algunas cifras contradicen el rumor actual en torno a la acción: se prevé que los beneficios caigan un 21% en 2024 y que el crecimiento de los ingresos se desacelere a sólo un 2,2%. «Ahora se trata claramente de una acción basada en la fe, no de una cuyas valoraciones estén vinculadas en modo alguno al poder de los beneficios actuales, y cada día que la acción repunta el listón para el acontecimiento se pone más alto», añadió Colas.
El frenético repunte, que llevó esta semana al multimillonario de los bonos Bill Gross a comparar Tesla con los valores meme, cobró fuerza después de que la actualización de las ventas de la empresa del 2 de julio sugiriera que lo peor de la desaceleración de los vehículos eléctricos podría haber pasado. Pero la subida ha tomado desde entonces un impulso más salvaje. Tesla es ahora la quinta acción más cara del índice S&P 500 en relación precio-beneficios, superando con creces al resto de la cohorte de megacapitalización tecnológica. Las acciones volvían a subir el jueves, antes de que la noticia del retraso las hiciera caer en picado.