El millonario negocio de los peludos aumenta en España

El sector de las mascotas vive un auténtico “boom” en España, con cifras que superan los u$ 2.500 millones anuales y confirman el auge de un hábito social que ya es mayoritario.
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Tras la inocente práctica de tener un perro de compañía o un gato doméstico, se oculta un negocio multimillonario que abarca desde el suministro de alimentos a los cuidados más exclusivos, dignos de mascotas de lujo.

Contar con una mascota como un miembro más de la familia ya no es una práctica aislada propia de amantes de los animales. Se ha convertido en un acto voluntario de complicidad que en las grandes ciudades ya es mayoritario y evidencia también el giro demográfico del llamado primer mundo: familias con cada vez menos hijos, sin embargo, multiplican el número de mascotas.

Según la Federación Europea de la Industria de Alimentación para Mascotas (Fediaf), el 43% de los hogares españoles cuenta con una mascota, de forma casi exclusiva perros y gatos, aunque el catálogo de especies exóticas y animales domésticos urbanos es prácticamente infinita.

En los últimos veinte años se ha multiplicado por tres el apego de los españoles por tener un cuadrúpedo como un miembro más de la familia, especialmente en las grandes ciudades, donde se da la paradoja de que hay más animales registrados nuevos cada año que niños nacidos.

A principios de la década actual, el volumen de negocio del sector, que abarca desde la producción de alimentos para mascotas hasta los servicios veterinarios y peluquería se situaba en torno a los u$ 1.500 millones de euros anuales. Hoy compite en las grandes ligas. El mercado español se ha convertido en uno de los más grandes dentro Europa, solo por detrás del Reino Unido, Alemania y Francia.

Frente a estas cifras, España registra uno de los niveles más bajos de aumento de población del mundo, en términos demográficos lo que se conoce como crecimiento vegetativo. Un dato que se suma a ser el segundo país del mundo con la mayor esperanza de vida junto a Japón. La conclusión es letal desde el punto de vista social: una sociedad envejecida con menos niños y más mascotas.

El sector ha evolucionado en paralelo a este crecimiento exponencial. Por ejemplo, hace pocas décadas la actividad veterinaria era esencialmente rural y estaba ligada a las explotaciones ganaderas. Hoy la principal presencia de los veterinarios se centra en las ciudades y el 90 por ciento de sus clientes son propietarios de pequeñas y medianas mascotas.

De hecho, España acoge cada año la Feria de animales domésticos más importante de Europa y una de las mayores del mundo, Iberzoo-Propet, que en breve se inaugurará en Madrid.

Esta realidad se suma a iniciativas legales que conforman un escenario legislativo integral para la protección de los animales de compañía. La reciente ley de bienestar animal obliga a hacer un cursillo a todos los propietarios de mascotas, a cumplimentar un calendario de cuidados sanitarios y castiga con cárcel los maltratos a los que puedan ser sometidos los animales tanto domésticos como de uso ganadero.