Las principales cadenas hoteleras españolas han aprovechado el foro Hosteltur, que reúne en Madrid a las mayores empresas del sector turístico, para cargar con dureza contra el crecimiento explosivo de los pisos turísticos en los últimos años. Meliá, Riu y Minor Hotels -dueño de la cadena NH- consideran que la pasividad de las administraciones ha permitido que esta actividad sea la responsable del crecimiento descontrolado del turismo, de que la ciudadanía culpe al sector hotelero del problema de la falta de vivienda y, en definitiva, de que aumente la fobia hacia el turismo.
Por comunidades autónomas, Andalucía lidera el número de apartamentos turísticos, con 70.194, seguido de la Comunidad Valenciana y Cataluña, con 49.950 y 45.709 pisos, respectivamente. Les siguen Canarias (42.651), Baleares (25.393), Madrid (16.351) y Galicia (14.775), según la estadística de 2022 del INE, Instituto Nacional de Estadística.
Un impacto negativo en la reputación del sector
Ramón Aragonés, CEO de Minor Hotels, ha calificado la proliferación de pisos turísticos como una «lacra», ya que el impacto negativo que tiene esta actividad en términos sociales se acaba extendiendo a toda la industria entre los propios españoles. En su opinión, esto empaña el buen momento que vive el sector turístico español porque supone pagar un alto precio reputacional. «Va a ser difícil revertir el nivel reputacional del sector en nuestro país. Hoy el turismo se asocia con masificación y la culpa la tienen los políticos, que han tardado mucho en reaccionar», ha denunciado.
La necesidad de una regulación más estricta
Con remedios a largo plazo como la Ley del Suelo bloqueados en el enfrentamiento político, el Ministerio de Vivienda ha convocado a las Comunidades Autónomas para abordar una regulación más estricta de los pisos turísticos como una vía para abordar la acuciante falta de vivienda para los ciudadanos que no pueden comprar una casa ni tampoco alquilarla.
De hecho, según la Fundación de las cajas de Ahorro (Funcas), más del 60% de las viviendas compradas el año pasado se formalizó sin hipoteca, lo que apunta a que a día de hoy las casas están sólo al alcance de grandes inversores y no de las familias.
El temor a una reacción regulatoria indiscriminada
Los empresarios del sector hotelero tienen en mente las manifestaciones multitudinarias del pasado mes de abril en Canarias contra la masificación en las islas y el descontento general contra un modelo turístico que tiene cada vez a más población en contra.
Más allá de que los turistas puedan pensar que no son bienvenidos, los empresarios temen una reacción regulatoria indiscriminada por parte de las Administraciones, que en materia de pisos turísticos, miran para otro lado cuando se trata de atajar un problema.
Exigencias de límites y regulación
Gabriel Escarrer, presidente de Meliá Hotels International, ha exigido poner límites al aumento de viviendas vacacionales, aclarando que no está «en contra» de este modelo, pero sí ha exigido que es un sector que necesita estar «regulado y legalizado».
Aragonés ha sido más contundente al calificar como un escándalo la situación actual de los pisos turísticos y advertir de que puede replicarse la situación de Amsterdam, donde la masificación turística ha generado un malestar de la población que ha llevado a las administraciones a «sobrerreaccionar contra el turismo». «Eso es lo que va a acabar pasando por no reaccionar a tiempo», ha indicado.
Falta de acción por parte de los políticos
Por su parte, Carmen Riu, consejera delegada de Riu Hotels, ha denunciado que en materia de vivienda turística «nadie coge el toro por los cuernos» y lo achacó a que los políticos no quieren enfrentarse a la pérdida de votos. En opinión de Riu, habría que retirar aquellas viviendas turísticas que no están regladas y que se anuncian por internet. Culpó a esta actividad de la gentrificación y de la falta de vivienda para jóvenes. «Se tendrá que tomar alguna decisión en algún momento por parte de los políticos y se está tardando», avisó.
Será un verano con sabor amargo para los viajeros acostumbrados a buscar donde dormir, fuera de los hoteles tradicionales.