El viernes por la noche el presidente Donald Trump se movía con tranquilidad por su club de golf en Nueva Jersey, los aviones ya estaban a punto de despegar. Trump no mostraba señales de preocupación por haber autorizado ataques aéreos contra tres instalaciones nucleares iraníes, una decisión con posibles repercusiones profundas tanto para la seguridad nacional de EE.UU. como para su propio legado presidencial.
«La decisión final, por supuesto, se tomó justo antes. Me refiero a minutos antes de que se lanzaran las bombas. Y, por supuesto, eso fue anoche», detalló Vance en una entrevista con la cadena NBC.
El mandatario supervisó la operación desde la sala de crisis de la Casa Blanca, tras haber pasado el día jugando en su club de golf en Nueva Jersey.
Según reveló el Pentágono, la operación fue planificada durante meses, a la espera de que el presidente autorizara su ejecución.
Su preparación coincidió con las fallidas negociaciones entre Washington y Teherán de las últimas semanas, en un intento por alcanzar un nuevo acuerdo nuclear.
La Casa Blanca había afirmado el miércoles que Trump tomaría una decisión sobre un eventual ataque contra Irán en un plazo de dos semanas.
La operación contó con la participación de 125 aeronaves, incluidos siete bombarderos B-2, aviones cisterna de reabastecimiento, aviones de reconocimiento y cazas. En total, se emplearon 75 bombas y misiles