Preocupaciones sobre una posible recesión en Estados Unidos, impulsadas por el débil informe de empleo del viernes, han desatado el caos en los mercados globales. Esta debilidad en el mercado laboral sugiere que las empresas están reduciendo sus contrataciones debido a la incertidumbre económica, lo que implica menos ingresos disponibles para el consumo y una disminución en la demanda de bienes y servicios.
La percepción de una economía debilitada ha aumentado las expectativas de que la Reserva Federal (Fed) podría haber tardado demasiado en recortar las tasas de interés para estimular el crecimiento. La Fed ha mantenido las tasas altas para controlar la inflación, pero esta estrategia podría estar desacelerando demasiado la economía. La falta de una respuesta rápida ha generado preocupaciones sobre la capacidad de la economía para recuperarse de una recesión potencial.
En los mercados financieros, la incertidumbre ha llevado a los inversores a buscar refugio en activos seguros como los bonos del gobierno estadounidense, aumentando sus precios y reduciendo sus rendimientos. Al mismo tiempo, las acciones han experimentado una fuerte venta masiva, ya que los inversores temen que una recesión afecte gravemente los beneficios corporativos y la valoración de las acciones.
Los mercados asiáticos fueron los primeros en sentir el shock. El Nikkei 225 de Tokio se desplomó un 12.4%, registrando su mayor caída porcentual en un solo día desde el crash del “Lunes Negro” en octubre de 1987. Paralelamente, el yen se apreció hasta un 3% frente al dólar, un cambio dramático que sacudió a los inversores.
El reciente fortalecimiento del yen japonés (JPY) frente al dólar estadounidense (USD) está provocando una reducción masiva de las posiciones de carry trade del yen, contribuyendo de forma importante a la fuerte caída de las acciones estadounidenses. Esta situación ha llevado a un desmantelamiento masivo de las posiciones apalancadas. Los operadores, enfrentando grandes pérdidas y exigencias de margen, están vendiendo sus acciones estadounidenses para obtener dólares, convertirlos a JPY y pagar sus préstamos. Este proceso está ejerciendo una presión adicional sobre las acciones estadounidenses, provocando una caída aún mayor en el corto plazo.
La venta masiva también se ha extendido a Europa, con el índice Stoxx Europe 600 en su peor día desde 2022. En los Estados Unidos, los tres índices más importantes, el Dow Jones, S&P500 y Nasdaq han tenido caídas entre el 2,7 y el 4%. El índice mexicano BMV inauguró la sesión de hoy con una caída del 1.29%. El Merval de Buenos Aires, perdió más del 2% y la Bovespa de Sao Paulo un 0,6%. Este efecto contagio se puede ver en prácticamente todas las bolsas del mundo.
Además, la escalada de la guerra en Oriente Medio y la incertidumbre política en Estados Unidos sólo acrecientan el miedo y el pánico en los mercados financieros globales. La combinación de estos factores aumenta la presión de venta y la incertidumbre económica a nivel mundial.