El mercado pareció estabilizarse el martes por la tarde cuando las acciones repuntaron en diversos sectores. Todo, desde industriales hasta tecnología y pequeñas capitalizaciones, se negoció al alza, mientras que el índice de miedo de Wall Street, el Índice de Volatilidad de Cboe, o VIX, cayó más del 30% en comparación con el día anterior.
El S&P 500 subió un 1% al cierre de las transacciones, impulsado por ganancias en los 11 sectores del índice. El Dow Jones aumentó un 1% y el índice tecnológico Nasdaq creció un 1%. En Tokio, el índice de referencia Nikkei cerró con un aumento del 10% el martes, después de haber caído más del 12% el lunes, su peor día desde el ‘Lunes Negro’ de 1987.
La recuperación del mercado bursátil japonés impulsó la confianza en el resto de los mercados, ya que una de las causas de la crisis fue el “carry trade” con el yen nipón, que tuvo consecuencias significativas tras la decisión del Banco de Japón de aumentar sus tasas de interés de referencia la semana pasada.
Durante años, las tasas ultrabajas de Japón habían atraído a inversores a pedir prestados yenes para comprar activos más riesgosos, como acciones estadounidenses. El fortalecimiento del yen obligó a los inversores que tomaron préstamos para financiar sus compras a adquirir más de la moneda, lo que ha incrementado su valor y provocado más llamadas de margen.
Hay muchos factores detrás de estos movimientos dramáticos: temores de una recesión en Estados Unidos, preocupaciones de que la inteligencia artificial esté sobrevalorada para las acciones tecnológicas, y la inquietud de que sea demasiado tarde para que los recortes de tasas de interés de la Reserva Federal ayuden a las ganancias de las empresas. La estabilización observada podría ser una señal de que los inversores están recuperando la confianza, aunque persisten ciertas incertidumbres económicas.