El Gobierno de Estados Unidos reactivó la concesión de visados para estudiantes internacionales, pero lo hizo con nuevas y controvertidas condiciones. La administración de Donald Trump ordenó a las embajadas y consulados que examinen con detalle el comportamiento digital de quienes aspiren a ingresar al país para estudiar, incluyendo publicaciones en redes sociales, opiniones políticas y posibles vínculos con actividades consideradas como amenazas a la seguridad nacional.
A partir de ahora, los perfiles en plataformas como Twitter, Facebook o Instagram deberán estar visibles al público como requisito obligatorio. Negarse a esa revisión puede ser interpretado como un intento de ocultar información y derivar en el rechazo del visado. Además, los funcionarios consulares deberán registrar capturas de pantalla y elaborar informes detallados sobre cada caso.
Entre los criterios de evaluación figuran señales de “hostilidad” hacia el Gobierno de Estados Unidos, su cultura, instituciones o valores fundacionales. Incluso las críticas a figuras como el propio presidente Trump podrían jugar en contra del solicitante, en lo que organizaciones defensoras de derechos civiles ya comenzaron a señalar como un riesgo a la libertad de expresión.
Filtro político y antecedentes de activismo
Las nuevas directrices también exigen prestar atención a cualquier expresión de apoyo a grupos señalados como terroristas, como Hamás, así como a discursos de odio o antisemitismo. Asimismo, los funcionarios deberán prestar especial atención a los antecedentes de activismo político de los solicitantes y considerar si es probable que esa actividad continúe durante su estancia en suelo estadounidense.
Este refuerzo en el control migratorio ocurre luego de que, semanas atrás, se ordenara suspender temporalmente las entrevistas para visados mientras se evaluaban nuevas condiciones. Aunque ahora se levantó esa suspensión, los requisitos se volvieron más severos.
La medida afecta tanto a nuevos solicitantes como a quienes intentan renovar sus visados. Entre las categorías alcanzadas están los visados F-1 (para estudios universitarios o académicos), M-1 (para programas técnicos o vocacionales) y J-1 (destinados a intercambios culturales y profesionales).
Tensiones políticas y decisiones contradictorias
Estas disposiciones se enmarcan en una política migratoria más restrictiva impulsada por la Casa Blanca, que también intentó bloquear temporalmente la entrada de estudiantes internacionales a instituciones como Harvard. Aunque esa orden fue detenida por un juez, revela la dirección general de la estrategia del Gobierno.
Trump dio marcha atrás en su amenaza de limitar los visados a estudiantes chinos, en el contexto de un acuerdo comercial reciente con el Gobierno de Pekín, lo que pone de relieve las tensiones internas entre la agenda migratoria y los intereses económicos y diplomáticos de la administración.
Mientras tanto, miles de estudiantes en todo el mundo observan con incertidumbre el panorama, enfrentando cada vez más obstáculos para acceder a la educación superior en Estados Unidos.