De acuerdo con la jefa de división de Educación del BID, los estudiantes de 15 años de América Latina tienen cinco años de retraso con relación a los de los países de la OCDE.

Mercedes Mateo: “Medir aprendizajes quiere decir que sabemos dónde estamos. Nos da un sentido de propósito, de dirección”

Para la jefa de División de Educación del BID, urge implementar medidas como medir el aprendizaje, invertir en programas efectivos y utilizar sistemas de gestión de información para mejorar los sistemas educativos en la región.
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La presentación de Mercedes Mateo, jefa de educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), durante la Reunión Anual 2024, puso de relieve la crítica situación del aprendizaje en la región. Mateo destacó la disparidad educativa entre estudiantes de diferentes niveles socioeconómicos, evidenciando una urgente necesidad de equidad educativa.

La representante dio a conocer un análisis detallado de los desafíos actuales que enfrenta el sistema educativo latinoamericano.

Mateo comenzó su intervención abordando un tema crucial: la mortalidad infantil. Haciendo referencia al trabajo pionero de figuras como Bill Gates, la experta destacó que hace 25 años, aproximadamente el 10% de los niños menores de 5 años morían en países de ingresos medios y bajos. «El 82% de esas muertes podían haber sido prevenidas», afirmó Mateo, enfatizando la importancia de identificar soluciones efectivas y garantizar su acceso equitativo.

La conferencia también puso de relieve otro desafío global: el aprendizaje. Mateo compartió datos alarmantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que revelaron una «crisis global de aprendizajes». En América Latina, la situación es especialmente preocupante, con tres de cada cuatro niños careciendo de habilidades fundamentales en matemáticas y casi la mitad teniendo dificultades para comprender textos.

Para abordar esta problemática, Mateo anunció la publicación de un informe conjunto con el Banco Mundial titulado «Learning Can’t Wait» (El aprendizaje no puede esperar). Este informe tiene como objetivo entender las razones detrás de la crisis educativa en América Latina y proponer soluciones efectivas.

Uno de los hallazgos más impactantes presentados por Mateo fue la disparidad en el rendimiento educativo entre América Latina y los países de la OCDE. Según los datos presentados, los estudiantes de 15 años en la región tienen un retraso promedio de cinco años en comparación con sus pares en países desarrollados. Esta brecha se amplía aún más cuando se compara con naciones líderes en educación, como Singapur, donde el retraso puede llegar a los 10 años.

«El aprendizaje no puede esperar», enfatizó Mateo. «Es crucial identificar a los estudiantes rezagados y tomar medidas concretas para abordar sus necesidades educativas».

La conferencia concluyó con un llamado a la acción por parte de Mateo y los panelistas presentes. La colaboración entre los sectores público y privado, junto con una mayor inversión en educación, se presentan como elementos fundamentales para superar la crisis educativa en América Latina y garantizar un futuro próspero para las generaciones venideras.

«El 88% de los estudiantes de bajos ingresos tienen bajo desempeño, frente al 55% de sus pares de altos ingresos», señaló Mateo. Esta diferencia de más de 30 puntos porcentuales refleja la urgencia de abordar la equidad educativa en la región.

BAJA INVERSIÓN

La experta identificó varios factores que contribuyen a esta brecha educativa. En primer lugar, destacó la falta de inversión suficiente en educación. Mateo presentó datos que mostraban que los países de América Latina están rezagados en términos de inversión educativa en comparación con otras regiones. Además, señaló una relación directa entre la inversión y el rendimiento educativo, subrayando la necesidad de una mayor eficiencia en el uso de los recursos.

Otro aspecto abordado por Mateo fue la distribución desigual de docentes de calidad. «Los docentes de más calidad están sistemáticamente en las escuelas donde están los estudiantes de más altos ingresos», afirmó. Esta disparidad agrava aún más las inequidades educativas en la región.

Para abordar estos desafíos, Mateo propuso varias soluciones concretas. En primer lugar, instó a una mejora en la medición del aprendizaje para entender mejor la magnitud del problema y establecer metas claras. También enfatizó la necesidad de una mayor inversión en programas educativos efectivos, como la alfabetización temprana y el acompañamiento personalizado a estudiantes vulnerables.

Finalmente, Mateo destacó la importancia de contar con sistemas de gestión e información robustos para distribuir de manera equitativa los recursos educativos y compensar las diferencias al nacimiento.

«Conocemos la magnitud del problema, sabemos por qué estamos enfrentando este desafío, pero además conocemos las soluciones que son efectivas», concluyó Mateo. «El principal desafío ahora es lograr implementar estas soluciones a escala para transformar los sistemas educativos de la región, porque la educación no puede esperar, el aprendizaje no puede esperar».