BID 2024. Mark Shaw: «Tenemos que mejorar nuestras herramientas para medir el crimen organizado y su impacto en múltiples mercados, principalmente a los nuevos.»

Destaca cinco áreas prioritarias para abordar el problema, incluyendo la necesidad de estar mejor informados sobre su impacto y la importancia de invertir en resiliencia y colaboración entre actores.
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Durante la Reunión Anual 2024 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mark Shaw, director de la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional, ofreció una conferencia destacando la grave situación del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe. En su discurso, Shaw señaló que la región enfrenta desafíos significativos en términos de criminalidad, con altos niveles de violencia y delincuencia, tanto directa como indirectamente relacionados con la actividad de grupos criminales organizados.

“No hay soluciones rápidas y fáciles. Sin embargo, sí hay esperanza”, dijo Shaw a la vez de hacer hincapié en que el impacto del crimen organizado trasciende los aspectos obvios, como el tráfico de drogas y la violencia asociada a las pandillas.

“Cuando la gente habla del crimen organizado en la cultura popular, piensan en los estupefacientes y los niveles altísimos de violencia asociados a las maras o pandillas. En muchos países, también en esta región, los homicidios conectados al crimen organizado, en lo que se llama concentraciones de violencia, matan más personas que los conflictos armados”, señaló.

Señaló que esta actividad ilícita amenaza la paz y la seguridad, destruye el medio ambiente, socava la gobernanza y el Estado de Derecho, viola los derechos humanos y perpetúa la corrupción. Además, afecta negativamente la salud, la riqueza y el tejido social de las comunidades, lo que obstaculiza el desarrollo en la región.

El director de la Iniciativa Global Contra el Crimen Organizado Transnacional presentó datos que revelan que Latinoamérica y el Caribe se encuentran por encima del promedio mundial en términos de criminalidad, con el tráfico de cocaína como una de las principales preocupaciones. Sin embargo, Shaw destacó que el problema no se limita a las drogas, sino que también abarca otras actividades delictivas como el tráfico de armas, de personas, la extorsión y el fraude, entre otros.

Además, abordó la falta de resiliencia de las economías de la región frente al crimen organizado, así como las deficiencias en los sistemas judiciales y de detención. Subrayó que es necesario fortalecer los mecanismos de lucha contra el crimen organizado y mejorar la eficacia de las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley para abordar este problema de manera efectiva.

En su intervención, Shaw también reconoció el papel fundamental que desempeña la sociedad civil en la lucha contra el crimen organizado, destacando el coraje y la determinación de periodistas, activistas y otros grupos que enfrentan la violencia y la intimidación de los grupos criminales.

En resumen, la conferencia de Mark Shaw durante la Reunión Anual 2024 del BID arrojó luz sobre la grave situación del crimen organizado en Latinoamérica y el Caribe, instando a una acción concertada para abordar este desafío y trabajar hacia un futuro más seguro y próspero para la región.

Shaw enfatizó la importancia de abordar el crimen organizado desde múltiples frentes y adoptar un enfoque holístico para combatirlo. Destacó cinco áreas prioritarias que deben ser consideradas por parte de los actores en desarrollo, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros organismos:

En primer lugar, Shaw hizo hincapié en la necesidad de estar mejor informados sobre la naturaleza y el alcance del crimen organizado. Señaló que actualmente existe una falta de herramientas efectivas para medir el crimen organizado y su impacto en diversos mercados, especialmente en los emergentes. Shaw reconoció que el recopilado de datos a nivel nacional y transnacional es rudimentario y fragmentado, dependiendo en gran medida de las estadísticas oficiales del gobierno, lo que limita la comprensión completa de la situación. Sin embargo, destacó que el crecimiento significativo de los mercados ilícitos ofrece oportunidades para recopilar, estandarizar y analizar datos de manera más efectiva, tanto a nivel nacional como transfronterizo.

En segundo lugar, Shaw enfatizó la importancia de invertir en resiliencia y crear integridad en las comunidades afectadas por el crimen organizado. Subrayó la necesidad de fortalecer la capacidad de las comunidades para resistir y recuperarse de la influencia de los grupos criminales, así como de promover la transparencia y la responsabilidad en todas las instituciones.

En tercer lugar, Shaw instó a involucrar a una amplia gama de actores en la lucha contra el crimen organizado, incluyendo gobiernos, organismos internacionales, la sociedad civil y el sector privado. Señaló que la colaboración entre estos actores es fundamental para abordar eficazmente este problema complejo y multifacético.

En cuarto lugar, Shaw destacó la importancia de ser más estratégicos y anticipar las amenazas del crimen organizado, así como de proporcionar alertas tempranas para prevenir y mitigar sus impactos. Subrayó la necesidad de desarrollar estrategias integrales y basadas en evidencia para abordar las causas subyacentes del crimen organizado y prevenir su proliferación.

En resumen, Shaw enfatizó que si bien no existen soluciones rápidas y fáciles para abordar el crimen organizado, hay esperanza en la implementación de estrategias efectivas y colaborativas que aborden las causas fundamentales del problema y promuevan la resiliencia y la integridad en las comunidades afectadas.