La Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) anunciaron que Bulgaria cumple con los criterios necesarios para unirse a la eurozona el 1 de enero de 2026. Esta decisión posiciona a Bulgaria como el 21.º país en adoptar la moneda única europea.
El primer ministro búlgaro, Rosen Zhelyazkov, celebró este avance como un hito significativo que refleja años de disciplina fiscal y esfuerzos continuos. Afirmó que la introducción del euro mejorará la estabilidad económica y fomentará la inversión y el crecimiento en el país.
«Hoy hemos alcanzado un hito crucial en nuestro camino hacia la adhesión al euro, marcado por
años de esfuerzos continuos y una estricta disciplina fiscal. La introducción del euro mejorará la estabilidad económica y creará fundamentos más sólidos para las inversiones y el crecimiento económico”, dijo Zhelyazkov, al Financial Times.
La aprobación formal por parte de los ministros de finanzas de la zona euro se espera para julio de 2025, momento en el cual se establecerá el tipo de cambio definitivo entre el lev búlgaro y el euro.
Bulgaria demostró cumplir con los criterios de convergencia establecidos por la Unión Europea para la adopción del euro. En abril de 2025, la tasa de inflación promedio a 12 meses fue del 2,7%, por debajo del valor de referencia del 2,8%.
Además, el país mantiene un déficit presupuestario del 3,0% del PIB y una deuda pública del 24,1%, ambos dentro de los límites establecidos. La estabilidad del tipo de cambio se mantuvo gracias a la vinculación del lev al euro desde 1999.
La legislación búlgara también fue adaptada para ser compatible con los tratados de la Unión Europea y los estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales.
Desafíos internos
A pesar de los avances, la decisión de adoptar el euro enfrenta oposición interna en Bulgaria. El presidente Rumen Radev propuso la celebración de un referéndum sobre la adopción del euro, medida que fue criticada por el gobierno y considerada inconstitucional.
Grupos populistas y prorrusos, como el partido Vazrazhdane organizaron protestas en contra de la adopción del euro, argumentando preocupaciones sobre la pérdida de soberanía y posibles aumentos de precios.
A pesar de estas tensiones, el gobierno búlgaro mantiene su compromiso con la integración europea y la adopción del euro como parte de su estrategia para fortalecer la economía y consolidar su posición en la Unión Europea.