En preparación para la VIII Reunión de Ministros de Centroamérica y República Dominicana de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que se llevará a cabo el próximo 18 de octubre en Guatemala, se realizó este miércoles un conversatorio sobre el tema «Propiedad Intelectual: Desarrollo Sostenible para Todos». Esta actividad contó con la participación de técnicos de los países de la subregión, así como representantes de la OMPI y de instituciones que conforman el sistema de propiedad intelectual en Guatemala.
El conversatorio ofreció una plataforma dinámica en la que creadores e innovadores de la región compartieron sus experiencias profesionales, retos y oportunidades, con el objetivo de destacar las buenas prácticas relacionadas con la propiedad intelectual. Uno de los temas principales fue cómo estas herramientas han contribuido de manera significativa al éxito de los participantes.
Durante la actividad, se enfatizó la relevancia de la innovación y los derechos de autor como elementos centrales de la propiedad intelectual. Dos paneles fueron clave en este sentido: “Propiedad Industrial e Innovación” y “Derechos de Autor y las Industrias Creativas”. En el primer panel, los panelistas presentaron casos de éxito relacionados con denominaciones de origen, marcas y estrategias integrales de propiedad industrial que incluyen diseños industriales y mecanismos de marketing. Un caso especial fue el uso de activos de propiedad intelectual como una fuente de financiamiento.
Por otro lado, en el panel dedicado a las industrias creativas en Guatemala, se subrayó que la propiedad intelectual es esencial para proteger los derechos de creadores, autores y emprendedores que producen bienes culturales y creativos. Se destacó que marcas registradas, patentes y diseños industriales permiten que los creadores reciban reconocimiento y beneficios económicos por su trabajo.
En resumen, el Ministerio de Economía (Mineco), la propiedad intelectual se posiciona como un factor clave para el desarrollo en múltiples niveles, al impulsar la creatividad, la innovación y el conocimiento. Al proteger estos elementos, se fomenta el crecimiento económico, social y cultural, creando un ambiente propicio para que las ideas se transformen en activos valiosos. Además, se refuerza la competitividad y se incentiva una inversión constante en la creación de nuevas tecnologías y conocimiento, lo cual contribuye a un desarrollo integral y sostenible, generando bienestar tanto para las sociedades como para la prosperidad global.