Ciudad de México. En los últimos años, el sector financiero mexicano ha experimentado una transformación significativa marcada por la convergencia entre fintech y bancos tradicionales. Las fintech, inicialmente enfocadas en nichos específicos, han visto en la obtención de licencias bancarias una oportunidad para expandir sus operaciones y ofrecer una gama más amplia de productos. Paralelamente, los bancos tradicionales han respondido a este desafío creando sus propios bancos digitales.
Moody’s Local México considera que esta tendencia es positiva, ya que impulsará el desarrollo del sistema financiero mexicano y fomentará la inclusión financiera. La mayor competencia y la innovación tecnológica resultantes beneficiarán a los consumidores y a la economía en general.
Riesgos y beneficios
Un reciente análisis ha puesto de manifiesto el balance entre riesgos y beneficios que implica la transición de fintech a bancos múltiples. Si bien esta transformación ofrece ventajas como una mayor capacidad de captación de depósitos, cobertura por parte del IPAB – Instituto para la Protección del Ahorro Bancario-, mayor control y ampliación de la oferta de productos, así como una mayor confianza en la marca, la agencia advirtió que también introduce nuevos riesgos.
“La transición de las fintech que ya están captando dinero de los depositantes o están en posición ya de emitir deudas quirografarias en el mercado doméstico al modelo más regulado que existe (el bancario), sería positivo para la estabilidad del sistema financiero”, dice el análisis de la calificadora de riesgo.
La transición de las fintech a bancos tradicionales, según Moody’s, presenta un panorama mixto. Por un lado, ofrece beneficios como un piso parejo en la competencia y acceso a herramientas como la ventanilla de descuento del banco central.
Sin embargo, el proceso es desafiante debido a los altos costos regulatorios, operativos y de riesgo. La experiencia de bancos como Ahorro Famsa, Accendo y Bicentenario demuestra que una gestión inadecuada puede llevar al fracaso. Por ello, es crucial que las nuevas entidades bancarias cuenten con sólidos controles de riesgo y capitalización. A pesar de estos desafíos, Moody’s prevé una consolidación del sector y una mayor inclusión financiera para 2025.