Con la llegada de un nuevo gobierno tras las recientes elecciones presidenciales en México, la agencia Fitch Ratings ha analizado la preparación de las empresas mexicanas frente a los posibles cambios en la política económica y regulatoria. Fitch considera que los resultados electorales influirán significativamente en diversos sectores y podrían remodelar el entorno empresarial, así como la confianza de los inversionistas.
A pesar de estos posibles cambios, Fitch afirmó que las empresas mexicanas calificadas están bien posicionadas para enfrentar los desafíos. La mayoría de estas empresas cuentan con estructuras de capital y finanzas saludables, con un apalancamiento bajo a moderado y suficiente liquidez para manejar vencimientos y riesgos de refinanciamiento.
«La gestión proactiva del capital y la liquidez ha sido una estrategia clave para las compañías mexicanas, lo cual es especialmente valioso a la luz del incierto clima político y empresarial que a menudo acompaña a los períodos electorales», detalló la calificadora. Esta solidez financiera refleja la reducción de gastos tras las perturbaciones provocadas por el Covid-19 y un enfoque conservador en anticipación de las elecciones.
Además, Fitch no prevé reformas fiscales significativas al comienzo del nuevo mandato, lo cual es favorable para las empresas. En cambio, la nueva administración se centrará en estabilizar y potencialmente aumentar la producción de Pemex y abordar su problema de deuda.
Sin embargo, las empresas mexicanas aún enfrentan desafíos importantes, como infraestructuras antiguas, la confiabilidad de las fuentes de energía, la escasez de agua y problemas de seguridad que pueden afectar la eficiencia operativa y aumentar los costos.
El fenómeno del nearshoring se presenta como una oportunidad significativa para la economía mexicana. Según Fitch, ambos candidatos enfrentarán el desafío de implementar políticas que permitan que este fenómeno beneficie a todo el país, no solo al norte y al centro. «Este cambio beneficiaría a varios sectores, en particular los involucrados en la manufactura, las industrias orientadas a la exportación y el sector inmobiliario industrial», agregó la firma.
En cuanto a las diferencias entre las propuestas económicas de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, Fitch subrayó que Sheinbaum probablemente continuará con las políticas del gobierno actual, afectando sectores como el petróleo y el gas, los servicios públicos y la minería. «La intervención del gobierno continuaría desincentivando las inversiones privadas necesarias para mejorar y modernizar la producción de petróleo y gas, la generación de energía basada en fuentes renovables y la capacidad de distribución», afirmó.
Por otro lado, Gálvez aboga por una mayor inversión privada en energía y por modificar la regulación actual para reabrir el sector minero. Ambas candidatas, sin embargo, apoyan mantener políticas fiscales y monetarias prudentes, así como continuar con el gasto gubernamental en programas sociales, lo cual es positivo para sectores como el comercio minorista, los alimentos y bebidas y la construcción de viviendas.
Fitch concluye que, a pesar de los desafíos, las empresas mexicanas están bien preparadas para afrontar los posibles cambios derivados de las elecciones presidenciales, gracias a su solidez financiera y estrategias de gestión proactiva.