La Unión Industrial Paraguaya (UIP) emitió un comunicado el pasado viernes expresando su preocupación por los cortes y baja tensión de energía en plena ola de calor y el impacto que trae en la economía al afectar la línea de producción de las compañías y daños en equipos electrónicos.
“Las industrias a las que representamos reportan millonarios daños en maquinarias y equipos, y pérdidas en la producción a causa de los constantes pestañeos y cortes en el suministro de energía eléctrica, por lo cual, priorizar el crecimiento y la mejora de la infraestructura eléctrica es de suma importancia para satisfacer las necesidades presentes y futuras, sincerando la tarifa, aumentando la inversión y disminuyendo los plazos en los procesos de contratación”, señala el documento.
A final de cada año, como todos los años, desde la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) anuncian estar cada vez más preparados para la próxima ola de calor, sin embargo, cuando llega la temporada, estas aseveraciones caen ante la evidente realidad, causando un inmenso perjuicio en los comercios e industrias. Esta realidad, además, genera incertidumbre para muchas empresas que tengan la intención de invertir en el país.
Reclaman desde la UIP que no se evidencia la inversión en infraestructura, de unos US$ 300 millones que se hacen anualmente desde la ANDE y que no compensan la falta de energía, por lo que “hoy nos encontramos pagando las consecuencias de decisiones políticas y erróneas tomadas años atrás”, resaltan.
En el mismo sentido, otros gremios como la Cámara Paraguaya de Supermercados, La Asociación Industrial Hotelera del Paraguay, la Asociación de restaurantes del Paraguay, la Cámara Nacional de Comercios y Servicios de Paraguay, la Cámara de Centros Comerciales de Paraguay y la Federación Paraguaya de Mipyme firmaron un comunicado conjunto en los mismos términos de la UIP.
“No podemos pasar por alto el impacto que estos cortes tienen en la vida cotidiana de todos los ciudadanos. Las familias se ven afectadas por la interrupción de servicios básicos, la pérdida de alimentos debido a la falta de refrigeración, las incomodidades generales y la afectación a otros servicios básicos. En este momento en que atravesamos una intensa y prolongada ola de calor, la falta de electricidad puede representar un riesgo para la salud de la población”, expresaron.
El Gobierno nacional en días recientes se jactaba de anunciar el récord de generación de energía de Itaipú de 3.000 millones de megavatios hora desde 1984, algo que deja de ser una celebración si no se puede asegurar el sistema de distribución para que llegue a todos sin contratiempos.
Sobre esto, la UIP en su publicación subraya la necesidad de “que sean atendidas las demandas del sector, y que el Gobierno, fundamentado en criterios técnicos y económicos adopte en forma urgente las medidas necesarias para mejorar la calidad de tan preciado bien que disponemos, y que el Paraguay pueda consumir su abundante energía eléctrica limpia y renovable para el desarrollo económico y bienestar de su población”.
Por último, consideran imperativo que se tenga un plan serio que “busque soluciones a corto plazo direccionadas a mejorar la calidad de servicio a la industria y a los sectores prioritarios manteniendo puestos de empleo, sin perder el foco a las soluciones que van más allá de las medidas temporales, manteniendo la transparencia de los procesos de inversión, así como también, generar conciencia respecto a la calidad y eficiencia en el consumo eléctrico”.
Paraguay cuenta con una de las energías más baratas de la región, según un informe de la consultora uruguaya SEG Ingeniería, que ubicó a nuestro país en el segundo lugar en enero de 2024, detrás de Argentina.
Por megavatio hora, Paraguay tiene unos precios en dólares de US$ 39 MWh en el rubro industrial media tensión, y de US$ 56 MWh en el área residencial, solo por detrás del país vecino que tiene montos de US$ 38 MWh en la parte industrial y US$ 25 MWh en residencias. A pesar de contar con precios más bajos, el sistema de distribución no se da abasto con las demandas de los consumidores, lo que se contrapone al beneficio del valor de la energía.