Buenos días a todos. Yo soy Mauricio. Yo nací en Uruguay, en una zona urbana. Ni mi familia ni mis amigos tenían un vínculo estrecho con el campo, con el medio rural. Sin embargo, a mí desde muy chiquito me gustó la producción agropecuaria.
Y es probable que por los viajes que hacía con mis padres por zonas rurales desde muy chico, me fui realmente enamorando del campo y de la producción agropecuaria. Tan así que a los 15 años decidí hacer el bachillerato de una escuela agraria en el interior del Uruguay. Después me gradué en la universidad. Trabajé durante más de 10 años en empresas agrícolas, lecheras y ganaderas. Y la verdad es que durante todo ese tiempo fui un empleado rural.
También descubrí en ese tiempo que no solo me gustaba el campo, sino también los recursos humanos, la mano de obra. Tres años más tarde emprendí. Fundé una empresa de selección de personal para empresas agropecuarias. Los primeros años me fue muy bien. Seleccioné cientos de perfiles, desde peones, encargados, tamberos, caseros, tractoristas, para diferentes empresas.
Pero en el 2015 las cosas cambiaron. El precio de los granos y la leche se desplomó. Y se desplomó a tal punto, y la crisis fue tan grande que mi emprendimiento prácticamente desapareció. Tuve que vender hasta mi auto para poder pagar los impuestos y los despidos de las personas que trabajaban conmigo. Quedé literalmente en cero.
Pero en ese momento surgió una necesidad diferente por parte de las empresas. Las empresas que antes contrataban personal permanente, hoy contrataban personal temporario. Y eran solicitudes a las que yo no podía darles una solución. Mi servicio era lento y costoso. Así que decidimos investigar qué tan grande era el problema. Y nos dimos cuenta de que más del 70% de estas empresas no lograba contratar los trabajadores que necesitaba. Pero lo que más me llamó la atención fue que muchas personas, estando disponibles y sabiendo hacer la tarea, no se conectaban con estas vacantes de empleo.
Así que en ese momento decidimos crear una plataforma que conectara a empresas que necesitaban trabajadores estacionales y temporarios con personas clasificadas por tareas que saben hacer y dispuestas a hacer estos trabajos. Una plataforma que priorizara la calidad de las personas como trabajador, dejando de lado los prejuicios que hay. Ya veremos más adelante por qué.
Yo recuerdo que cuando empezamos a conocer estos trabajadores, me encontré con una realidad muy diferente. Tuvimos que invertir mucho tiempo y creatividad para que estas personas pudieran registrarse en una plataforma. Pero finalmente lo logramos y hoy son más de 80.000.
¿Y saben una cosa? Estas personas, a diferencia de los trabajadores que yo conocía anteriormente de zonas rurales, viven en zonas urbanas, en periferias de ciudades y se trasladan todos los días de la ciudad al campo para desarrollar actividades como, por ejemplo, cosechas, podas y diferentes tipos de trabajo en la producción agrícola.
Son personas de muy bajos recursos económicos que viven en contextos vulnerables, en viviendas construidas artesanalmente, con techos de chapa, pared de madera, en predios irregulares, sin saneamiento, muchas veces en zonas inundables. La realidad es que de estas personas hay alrededor del 10% que son de población LGTB y ex privados de libertad.
Al poco tiempo de empezar, hubo un dato que me llamó mucho la atención. Muchas personas dejaban los trabajos formales para ir a trabajos informales, donde les pagaban menos dinero, pero les pagaban en el día. Y eso a mí me llamó mucho la atención. Así que decidimos investigar, hicimos una encuesta y le preguntamos a las personas qué harían con el dinero si pudieran cobrarlo hoy.
El dinero que generaron hoy, si lo pudieran cobrar en el día. ¿Qué harían con ese dinero? Y las respuestas a mí me sorprendieron, porque el 70% de las personas respondió que compraría alimentos.
El 15% de esas personas pagaría deudas. El resto pagaría alquileres o servicios esenciales. Y después hubieron algunas respuestas, como por ejemplo comprarme ropa, cambiar el celular, irme de viaje. Esas preguntas no llegaron ni siquiera al 1%.
Estas personas realmente viven el día a día. De ahí yo me pregunté, ¿cómo hace una persona que en el mejor de los casos gana 15, 20 dólares por día?
Y hablo de datos de Uruguay, porque en la región el valor promedio es mucho más bajo para mantener a su familia y salir adelante. ¿Cómo rompe ese círculo vicioso cuando nace en un contexto que en vez de acercarle las oportunidades, se las aleja?
Nunca me voy a olvidar de la primer vendimia que hicimos a través de Zafrales. Y les cuento, la vendimia no es más que la cosecha de la uva, la diferencia es que la cosecha de la uva hecha a mano hace que los vinos sean de mucho más calidad que una cosecha mecanizada. Cuestión que, al poco tiempo de empezar con esto, un viñedo al sur de Canelones, en Uruguay, solicitó 40 personas para la vendimia.
Para nosotros era un hito muy importante. Y el primer día que se concretó este trabajo, fuimos con Rodrigo, cofundador y socio, en aquel momento, para ver cómo se cumplía este hito tan importante.
Pero las cosas no salieron tan bien como pensábamos. El viñedo no estaba preparado para la cosecha, lo que hacía extremadamente difícil poder llevar el trabajo adelante. A las 12 del mediodía, había más de 40 grados de calor. No había sombra, no corría aire, y el agua que teníamos para tomar era turbia y caliente. Muchos trabajadores, al poco tiempo de empezar el trabajo, se molestaron y querían retirarse. Obviamente con razón. Así que, frente a esa situación, dijimos, no, esto tenemos que sacarlo adelante.
Empezamos a hablar con la gente, a ayudarlos, a motivarlos. Nos pusimos a cosechar nosotros, a cargar cajones, a ayudar a todas las personas en todo lo que podíamos. Yo, en un momento, estaba literalmente cocinado de calor. Todo colorado, lleno de tierra, todo manchado de jugo de uva, las manos ampolladas de cargar cajones y muerto de sed. El trabajo que hacen estas personas es un trabajo realmente duro. Es un trabajo que no es para cualquiera.
Uno se imagina la vendimia como algo folclórico, pero la verdad es que es un trabajo durísimo y muchas veces en condiciones climáticas adversas. En esa vendimia conocí gente increíble. Conocí a Adrián. Adrián es un hombre como yo, padre de familia. La diferencia es que él tiene una discapacidad muy severa. Para poder caminar usa una muleta. Sin embargo, ese día lo conocí en la vendimia, cosechando uvas, llenando los cajones, sacando los cajones hasta la punta de la fila para que se los llevara al tractor. Todo eso para mantener a su familia por ese jornal que estábamos hablando.
La realidad es que en ese grupo había una diversidad muy grande. Había madres de familia muy jóvenes, abuelas, chicos que estaban haciendo su primera experiencia laboral, hombres con más de 30 vendimias arriba, muchas historias de lucha y sacrificio para salir adelante. ¿Y saben una cosa? En América Latina hay 35 millones de personas como ellos. Y esto es una cifra que va en aumento en la última década, año tras año.
Cuando empezamos con esto nos dimos cuenta de que nosotros estábamos muy contentos de ser una plataforma inclusiva que genera oportunidades, pero la realidad es que nos dimos cuenta de que en realidad teníamos que hacer un poco más, ir un poco más allá. Con un poquito más nosotros podríamos estar cambiando la vida de estas personas.
Así que a través de una serie de estudios logramos determinar que hay cuatro áreas en las que estas personas tienen serias dificultades. La primera es la alimentación. Ellos hacen malabares para poder llevar un plato de comida a su casa. Yo vi como personas comen la misma fruta que cosechan para llenarse la panza. Es así. El otro punto es salud bucal. Y esto no es una cuestión estética. Uno a veces piensa con una sonrisa linda cuando va al dentista. Pero estas personas arrastran problemas de salud bucal que si no son tratados a tiempo derivan en enfermedades crónicas.