El futuro de la agricultura en México

Ing. Luis Fernando Haro

Director general del Consejo Nacional Agropecuario

La agricultura es una de las actividades que presenta un sinfín de variables que pueden modificar sus resultados y su viabilidad productiva, comercial y financiera, ante ello, la agricultura mexicana entra a una década decisiva marcada por tres fuerzas: el cambio climático y estrés hídrico, la transformación tecnológica y la reconfiguración de mercados por las nuevas exigencias sanitarias, ambientales y en algunos casos hasta comerciales por el tema de amenazas de aranceles.

La competitividad futura dependerá de producir más con menos agua y menos emisiones, sofisticar la oferta con valor agregado, y cerrar brechas tecnológicas y de escala entre productores.

En el medíano plazo, los ganadores combinarán gestión del agua a nivel cuenca, agricultura de precisión asequible, trazabilidad digital, financiamiento verde y alianzas público-privadas orientadas a exportación y a la sustitución eficiente de importaciones estratégicas.

1) Contexto y megatendencias

  1. Clima, agua y suelo. El incremento de temperaturas, mayor variabilidad de lluvias y eventos extremos colocan al agua como el factor limitante central. Estados y cuencas con gestión integral (medición, captación, recarga, tecnificación y gobernanza real de riego) tendrán ventajas decisivas. Para el tema del suelo es necesario el desarrollo de una agricultura regenerativa.
  2. Demanda alimentaria y preferencia del consumidor. Crece el mercado de alimentos saludables, funcionales y con menor huella ambiental; a la par, cadenas globales exigen trazabilidad, inocuidad, bienestar animal y cumplimiento social.
  3. Tecnología acelerada. Sensores, imágenes satelitales, IA, robots de campo, bioinsumos, variedades resistentes a sequía, a plagas y enfermedades y nuevas plataformas de comercio electrónico reducen costos, pérdidas y barreras de mercado.
  4. Geoeconomía. El nearshoring abre oportunidades para agroindustrias, empaques, ingredientes y alimentos procesados que abastezcan a Norteamérica; al mismo tiempo, la diversificación hacia Europa, Medio Oriente y Asia exigirá homologación regulatoria y certificaciones.
  5. Agricultura inclusiva. En la que conviven unidades altamente tecnificadas con millones de pequeños productores; cerrar esta brecha es condición para un crecimiento inclusivo y resiliente.

2) Tecnologías y modelos productivos que debemos impulsar:

  1. a) Agricultura de precisión para todos.
  • Monitoreo remoto (satélite/drones) para detectar estrés hídrico y fitosanitario por predio, con tableros simples en celular.
  • Riego inteligente con sondas de humedad y válvulas automatizadas que ajusten láminas por cultivo y fenología.
  • Dosis variables de fertilización y bioestimulantes que reduzcan costos y emisiones por unidad producida.
  • IA aplicada a pronóstico de plagas y enfermedades, así como ventanas de cosecha, integrando datos climáticos, de suelo y del propio historial del predio.
  1. b) Biotecnología y bioeconomía.
  • Variedades mejoradas y edición genética (donde la norma lo permita) para tolerancia a calor/sequía y resistencia a enfermedades.
  • Bioinsumos (biocontrol, biofertilizantes, micorrizas) para disminuir dependencia de insumos caros y vulnerables a disrupciones logísticas.
  • Aprovechamiento de residuos (biogás, bioplásticos, compostas) para cerrar ciclos de carbono y generar ingresos adicionales.
  1. c) Automatización selectiva.
  • Robots para deshierbe mecánico, cosecha en cultivos de alto valor y visión computarizada para clasificación postcosecha.
  • En ganadería, collares y aretes inteligentes para salud, celo, localización y bienestar animal.
  1. d) Trazabilidad y mercados digitales.
  • Blockchain/QR para rastrear desde el campo al anaquel; facilita cumplimiento ESG por sus siglas en ingles (Environmental (medio ambiente), Social (sociedad) y Governance (gobierno corporativo) y acceso a mejores precios.
  • Plataformas B2B y marketplaces agro que conectan directo a mayoristas y retail, con logística integrada y seguros de transporte.

3) Agua, suelo y clima: el nuevo ABC de la competitividad

  1. Gestión a nivel cuenca. Pasar de soluciones predio-por-predio a planes hídricos territoriales: cosecha de lluvia, recarga de acuíferos, rehabilitación de canales, medición en tiempo real y reglas claras de distribución, regularización, ordenamiento y gobernanza de las concesiones.
  2. Suelos vivos. Agricultura de conservación, rotaciones, coberturas, labranza mínima y análisis de microbioma para sostener rendimientos con menos insumos.
  3. Huella de carbono y metano. Medición certificada de emisiones y créditos de carbono agrícolas/ganaderos, con metodologías robustas y acceso a mercados voluntarios.
  4. Seguro climático paramétrico. Coberturas basadas en índices de precipitación y temperatura para reactivar a pequeños productores tras eventos extremos sin trámites engorrosos.

4) Sanidad, inocuidad y bioseguridad: licencia para operar

  • Fortalecer vigilancia epidemiológica y reacción rápida ante plagas y enfermedades transfronterizas (p. ej., barrenadores, influenza aviar, fiebre porcina, tuberculosos, mosca del mediterraneo).
  • Invertir en laboratorios, trazabilidad y certificaciones (GFSI, GlobalG.A.P., BPA, HACCP) para asegurar acceso a mercados premium.
  • Protocolos de bioseguridad en granjas, corrales y empaques para reducir rechazos y pérdidas.

5) Capital humano, inclusión y organización

  • Capacitación modular y certificación de habilidades en riego, manejo integrado, inocuidad y datos.
  • Escalamiento asociativo: clústeres/cooperativas empresariales que compartan agrónomos, maquinaria, frío, seguros y canales de venta.
  • Programas de profesionalización de jóvenes rurales con becas de retorno y emprendimientos agro-tech.
  • Equidad de género y modelos de ingreso justo en cadenas hortofrutícolas y pecuarias.

6) Financiamiento y la política pública

  1. Crédito inteligente. Líneas y apoyos con tasas condicionadas a prácticas sustentables, como la adopción de riego tecnificado, uso de bioinsumos, o productos amigables con el medio ambiente, trazabilidad y seguros; garantías para pequeños y medíanos con historial de cumplimiento.
  2. Finanzas verdes. Bonos y fondos climáticos para proyectos de eficiencia hídrica, energías renovables en bombeo, biodigestores y captura de carbono.
  3. Marco regulatorio moderno. Certidumbre en semillas, insumos y edición genética; ventanillas únicas digitales para permisos y exportación.
  4. Infraestructura estratégica. Puertos marítimos y de carga aérea, cadenas de frío, empaque, laboratorios y centros logísticos multimodales cerca de corredores de exportación; digitalización aduanera y homologación sanitaria con socios comerciales.
  5. Compra pública inteligente. Programas sociales que prioricen proveeduría local con estándares de calidad e inocuidad, fomentando formalidad y productividad.

7) Oportunidades por cadenas y territorios (ejemplos)

  • Hortofruticultura de alto valor (Bajío, Pacífico, norte árido): expandir con riego presurizado, control biológico y energías limpias en frío; certificaciones para retail de EUA/UE/ASIA/
  • Granos y oleaginosas (norte y altiplano): intensificación sostenible con rotaciones leguminosas, agricultura de conservación y comercio de proteínas vegetales y aceites especializados.
  • Cárnicos y lácteos (noroeste, centro-norte): bienestar animal, genética y nutrición de precisión; trazabilidad individual para mercados premium.
  • Agave, cacao, café y miel (sur-sureste): denominaciones de origen, agroforestería climáticamente inteligente, turismo rural y marcas colectivas con narrativa territorial.
  • Pesca y acuacultura: certificaciones de sostenibilidad, alimentación alternativa, recirculación y trazabilidad para nichos de alto valor.
  • Valor agregado, inversión en agroindustria que integre estratégicamente la proveeduría local de materias primas e integre a los pequeños y medíanos productores a las cadenas de suministro.

8) Gestión de riesgos

  • Cambio climático y estrés hídrico, posibles conflictos por el agua si no hay gobernanza real.
  • Financiamiento, desarrollo de esquemas financieros que estimulen la productividad, la sustentabilidad y que permitan la modernización del campo. Existe una muy baja adopción tecnológica por falta de servicios técnicos y crédito oportuno, suficientes y competitivos.
  • Aranceles, riesgos de una reconfiguración comercial y un nuevo orden mundíal.
  • Estatus fitozoosanitario, ante ante la vulnerabilidad de los sistemas agroalimentarios y el cambio climático.
  • Barreras no arancelarias (LMRs, etiquetado, bienestar animal, medidas unilaterales y proteccionismo) que pueden cerrar mercados.
  • Volatilidad de insumos, de precios, tipo de cambio, y ciber-riesgos en cadenas digitalizadas.
  • Pérdida de capital humano si no se formalizan jornales, seguridad social y condiciones laborales dignas.

9) Una política pública con Visión de Futuro y acciones presentes

Es necesario y fundamental la colaboración público-privada y el establecimiento de políticas públicas cuyo enfoque debe ser elevar la productividad, la adopción de tecnología y modernización del campo y un elemento fundamental es la sustentabilidad.

  1. Agua. Un plan nacional de eficiencia hídrica con metas por cuenca: medición 100%, reducción de pérdidas en distritos de riego, un plan agresivo para la tecnificación del riego que contemple apoyos a pequeños y medíanos productores y esquemas de financiamiento acordes a cada proyecto.
  2. Vocación productiva regional. Definir con base en la disponibilidad de recursos naturales, de inversión en infraestructura y las condiciones climáticas y geográficas la vocación productiva regional que integre a las cadenas productivas y a la demanda potencial de los mercados.
  3. Red de servicios de extensión digital (apps y productores, agrónomos) que que permita llegar a las y los productores con paquetes tecnológicos por cultivo-región.
  1. Sanidad +Trazabilidad. Garantizar los suficientes recursos económicos, humanos y de infraestructura para proteger el estatus fitozoosanitario y un sistema integrado que permita blindar nuestra producción.
  2. Crédito y seguros a escala. Plataforma única de historial productivo para bancarizar al campo; expansión de seguros paramétricos; líneas verdes con tasas preferenciales.
  3. Programas de administración de riesgos. La implementación de programas y medidas que incentiven la compra de cobertura de precios, seguro agropecuario, la agricultura por contrato que permitan dar mayor certidumbre a la producción.
  4. Clusters agroindustriales para valor agregado: envases, ingredientes, desarrollo de parques agroindustriales que detonen el desarrollo regional.
  5. Capital humano. Desarrollo de programas para que incentiven la profesionalización en prácticas y habilidades que son necesarias. Que permitan un mayor interés a jóvenes y una mayor inclusión de las mujeres.
  6. Apertura inteligente de mercados. Desarrollo de oportunidades con base en análisis de mercados potenciales  y la posibilidad de generar productos que sean competitivos en las diferentes latitudes, aprovechar la plataforma comercial en una estrategia de diversificación de mercados y productos.
  7. Una política agrícola diferenciada e incluyente.  Debe de definirse con base en la colaboración y participación de los sectores productivos y de la academia en conjunto con el sector público, esta política debe integrar programas y acciones que atiendan las diferentes necesidades que contemplan a los estratos de productores y a la regionalización de las acciones.

El Consejo Nacional Agropecuario, como organismo cúpula del sector agroalimentario mexicano establece propuestas de modelo de política pública que integra el nuevo escenario que estamos viviendo y los retos que debemos enfrentar para lograr un sector más productivo, competitivo, inclusivo, moderno y sustentable, que pueda garantizar el abasto suficiente de alimentos si comprometer el futuro de las próximas generaciones.

Este 11 y 12 de septiembre el CNA realiza la 22º edición del Foro Global Agroalimentario a realizarse en Chihuahua, Chihuahua y en donde participarán medíante conferencias y paneles temáticos especialistas mundíales en los temas de alimentación, de producción, de innovación y de mercados para compartirnos experiencias que nos definirán precisamente el futuro de la alimentación, es importante conocer cómo enfrentar los nuevos desafíos del mundo cambiante que hoy en día estamos viviendo.

El futuro de la agricultura mexicana no está escrito por el clima ni por los mercados, sino por la capacidad de orquestar y gestionar acciones con base en la gestión y acciones en los temas de agua, innovación tecnología, financiamiento, sustentabilidad, la organización y una política pública clara. Con una visión de sector y de país, adopción tecnológica asequible, trazabilidad que inspire confianza, y financiamiento alineado a resultados, México puede pasar de defenderse de los choques a liderar en productividad sostenible y valor agregado.

Estamos en un escenario cambiante, una época de cambios o quizás un cambio de época y de paradigmas, es la oportunidad para escalar lo que ya funciona, cerrar brechas históricas y posicionar al agro mexicano como proveedor confiable, competitivo y responsable, para ello es necesario una nueva narrativa y una nueva política que ponga al centro a quienes producen alimentos, sin importar su tamaño que garantice de manera estratégica, el abasto suficiente de alimentos para toda la población y por otra parte el aprovechar las grandes oportunidades que ofrece nuestro sector para impulsar el desarrollo regional, la generación de empleos, la generación de divisas, para mejorar el ingreso de las y los productores del campo y de quienes trabajan en él, asi como para mejorar la calidad de vida y un mayor bienestar para todos, la producción de alimentos debe ser un tema de seguridad nacional.