Cuando hablamos de futuro y de largo plazo en el sector agroalimentario, tendremos que hablar que para lograr los objetivos de atender la creciente demanda y de tener éxito, sólo será posible si en el corto plazo tomamos las decisiones correctas y donde la premisa es garantizar el abasto actual de alimentos, sin comprometer el futuro de las próximas generaciones, o sea hacerlo de manera sostenible.
El Foro Global Agroalimentario 2025, realizado en la ciudad de Chihuahua, dejó una huella imborrable en el debate sobre cómo alimentar de manera sustentable a un planeta que avanza hacia los 10 mil millones de habitantes. Bajo el lema “El Futuro de la Alimentación”, se desarrollaron dos días de intensas reflexiones, diálogos y propuestas que reunieron a líderes mundiales, académicos, productores, estudiantes, funcionarios públicos, directivos, investigadores, empresarios y responsables de políticas públicas.
En esta edición número 22º de este importante evento, se contó con la participación de 23 conferencistas de 13 países de cuatro continentes: Estados Unidos, México, Brasil, Argentina, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Dinamarca, República Checa, Sri Lanka, Benín, Bolivia y Chile estuvieron representados por expertos de primer nivel, provenientes de ministerios de agricultura, parlamentos, organismos multilaterales, universidades, centros de investigación y empresas de innovación tecnológica
Una convocatoria sin precedentes
El foro logró una asistencia total de más de 10,000 participantes, 3,500 personas de manera presencial y más de 6,900 personas que se conectaron en formato virtual. A ello se sumó una Expo Agroalimentaria de más de 5,000 metros cuadrados, con la presencia de más de 80 empresas que mostraron innovaciones y soluciones para la cadena productiva. Estos números reflejan no solo el interés que despierta el tema, sino la necesidad urgente de generar respuestas frente a los retos de la seguridad alimentaria global
Retos hacia 2050: Producir más con menos
Uno de los ejes centrales fue la proyección hacia el año 2050, cuando la humanidad deberá aumentar en un 60% la producción de alimentos para atender a cerca de 10 mil millones de personas. El desafío no solo radica en la cantidad, sino en la forma de producir: suelos agotados, escasez de agua, impactos del cambio climático y pérdida de biodiversidad limitan el crecimiento agrícola. La conclusión fue clara: no se trata solo de producir más, sino de producir mejor, garantizando que la productividad se incremente sin comprometer los recursos de las futuras generaciones
Innovación como motor de transformación
La innovación tecnológica se reconoció como la palanca indispensable para cerrar brechas. Desde la agricultura digital y el uso de inteligencia artificial en la gestión de cultivos, hasta la biotecnología y la economía circular, los conferencistas coincidieron en que solo a través de la ciencia se podrá mantener un equilibrio entre rentabilidad y sostenibilidad.
La innovación, sin embargo, no se limita a la tecnología dura. También implica nuevos modelos de organización y de financiamiento que permitan incluir a los pequeños productores en cadenas de valor globales. Su integración es esencial para combatir desigualdades y fortalecer la resiliencia de comunidades rurales.
Sustentabilidad y cambio climático
El foro subrayó que los sistemas agroalimentarios son a la vez víctimas y responsables del cambio climático. De ahí la necesidad de migrar hacia esquemas de agricultura regenerativa, reducción de emisiones, manejo eficiente del agua y transición energética en la agroindustria.
Las propuestas incluyeron políticas públicas que reconozcan la diversidad de contextos nacionales, evitando recetas únicas que no atienden realidades locales. El cambio climático, se enfatizó, no entiende de fronteras ni de aranceles, y su solución requiere cooperación internacional, financiamiento innovador y transferencia tecnológica.
Geopolítica y seguridad alimentaria
Un hallazgo relevante fue la intersección entre la geopolítica del agua, la economía global y la producción de alimentos. Las tensiones internacionales, las guerras comerciales y la reconfiguración de alianzas económicas afectan directamente la seguridad alimentaria. En este contexto, México tiene el reto de diversificar sus mercados y fortalecer sus vínculos estratégicos con socios como Estados Unidos y Canadá, sin descuidar la apertura hacia Asia, Europa y África.
La conclusión fue inequívoca: el futuro de la alimentación no puede dejarse al libre juego del mercado. Se requieren pactos internacionales renovados, gobernanza global más sólida y políticas que incorporen la sostenibilidad como criterio central en las decisiones comerciales.
Voces y resultados del foro
Durante las sesiones, se abordaron temas específicos que marcarán la agenda del sector:
- Perspectivas de los mercados agropecuarios en un entorno de volatilidad e incertidumbre.
- Nuevos desarrollos en la agroindustria que prometen mayor valor agregado y reducción de desperdicios.
- Soluciones globales frente al cambio climático, con propuestas de cooperación Norte-Sur.
- Importancia de la innovación tecnológica para cerrar la brecha entre productores grandes y pequeños.
- Tendencias del comercio internacional, destacando la necesidad de que México diversifique destinos de exportación.
El resultado más significativo fue haber generado un espacio donde convergieron realidades diversas, pero con un mismo objetivo: garantizar la seguridad alimentaria de manera sustentable.
El CNA y la visión hacia adelante
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA), organizador del evento, reiteró su compromiso de continuar impulsando este foro como plataforma para articular a productores, empresas, investigadores y autoridades. Se enfatizó que el desafío es global, pero las soluciones deben aplicarse de manera local y colaborativa, respetando las particularidades de cada país y comunidad.
Vivimos un momento decisivo en el que la alimentación no es un tema del mañana, sino una urgencia del presente. El futuro de la alimentación… es hoy. Cada decisión en política pública, inversión privada y consumo cotidiano incidirá en la capacidad de la humanidad para garantizar alimentos suficientes, nutritivos y sustentables