En 1989, el presidente Carlos Andrés Pérez inició un proceso de reforma económica neoliberal en Venezuela, basado en las recomendaciones del Consenso de Washington. Sin embargo, el fracaso de estas reformas llevó al país a una crisis económica y política sin precedentes.
Treinta años después, el gobierno de Nicolás Maduro parece haber hallado su modelo político no en Washington, sino en China, un país con un modelo económico exitoso basado en el Estado y el mercado.
“[La economía venezolana] está en una transición, que tiene como referencia al modelo chino”, dijo Rafael Lacava, miembro de la dirección nacional del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y gobernador del estado Carabobo, durante una visita a Shanghái en noviembre. Lacava, quien aseguró estar allí como enviado especial de Maduro, explicó luego que esa visión sobre China era la que explicaba que el mandatario venezolano hubiera viajado con tanta frecuencia a ese país.
Cambio de modelo
El cambio de modelo económico en Venezuela es un giro importante en la política del país. El gobierno de Maduro está apostando por un modelo que ha tenido éxito en China, pero que es muy diferente al modelo neoliberal que se implementó en Venezuela en la década de 1990.
El gobierno de Nicolás Maduro ha expresado su intención de aplicar el llamado «modelo chino» en Venezuela. Sin embargo, analistas coinciden en que este modelo es muy complejo y que, en el caso de Venezuela, existen una serie de limitaciones que dificultan su implementación.
Una de las principales características del modelo chino es la combinación de un control político estricto con una apertura económica al sector privado. En el caso de Venezuela, el gobierno de Maduro ha logrado cierto grado de control político, pero aún no ha logrado atraer la inversión privada en la misma medida que China.
En 2023, la inversión extranjera directa en China alcanzó los us$1.900 millones de dólares, mientras que en Venezuela fue de solo us$300 millones de dólares.
Otra característica del modelo chino es la planificación centralizada por parte del Estado. En Venezuela, el gobierno ha creado zonas económicas especiales, pero no ha establecido una planificación económica integral.
El gobierno de Maduro ha aprobado la creación de 20 zonas económicas especiales, pero aún no ha definido las actividades económicas que se desarrollarán en ellas.
Finalmente, el modelo chino se ha beneficiado de la inversión extranjera, especialmente de Estados Unidos. En el caso de Venezuela, las sanciones impuestas por Estados Unidos dificultan la llegada de inversión extranjera.
Las sanciones impuestas por Estados Unidos a Venezuela incluyen la prohibición de nuevas inversiones estadounidenses en el país.
Pese a estas limitaciones, analistas coinciden en que la economía venezolana podría experimentar cierto crecimiento en los próximos años, especialmente si se mantiene la apertura del mercado petrolero y gasífero.
En 2023, el PIB de Venezuela creció un 3,8%, impulsado por la recuperación de los precios del petróleo.
Sin embargo, el reto de recuperar el desarrollo y resolver los problemas de infraestructura será mucho más complejo y requerirá de un tiempo considerable.
En 2023, el índice de desarrollo humano de Venezuela fue de 0,721, lo que lo ubica en el puesto 122 de 189 países.
“Si tú perdiste el 75% en 7 años, quiere decir que tú eras 100 y ahora eres 25. Entonces, para que tú regreses a 100 tendrías que crecer 400%. El reto es el titánico y eso no va a pasar en los próximos 5 o 10 años”, señala Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis
“Esto no quiere decir que la economía no pueda crecer o que, incluso, no pueda haber un año con dos dígitos de crecimiento en el PIB, sobre todo si se mantiene la apertura de mercado petrolero y del mercado gasífero. Eso permite a la economía crecer, pero rescatar el desarrollo, resolver los problemas de infraestructura, plantearse un modelo estable… a eso le falta mucho tiempo”, advierte León.